Fuego Extraño.

 

 

Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.
Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.
(Levítico, 10:1-2)

Suceso este que conmovió a todo el pueblo de Dios, porque estos dos varones, Nadab y Abiú, hijos de Aarón, eran ambos sacerdotes ungidos. (Éxodo, 28:41)

Además de haber sido escogidos por Dios para que acompañaran a Moisés al monte Sinaí, cuando este iba a recibir del propio Señor, estatutos y leyes para al pueblo de Israel. (Éxodo, 24:1)

Estos dos varones, Nadab y Abiú, vestidos con las túnicas sacerdotales, que el Señor mandó que se hicieran; llevando los incensarios que el Señor mandó que se hicieran; tomando del incienso preparado tal y como el Señor mandó que se hiciera; obviaron en este caso la voluntad de Dios, pagando con sus vidas al hacer algo, que el Señor nunca dijo que se hiciera: el ofrecer incienso y no tomar el fuego del altar del holocausto, el altar de Dios; tomando de su propio fuego, fuego extraño para el Señor. (Lev. 9:23-24)

Opinando algunos, que el comportamiento tan inusual que tuvieron, se debió a que se habían pasado tomando bebidas alcohólicas. (Lev. 10:8-9)

Por lo visto, parece ser que a nuestro Dios, le importa mucho que, todos aquellos que están (estamos) dedicados a su servicio, hagan (hagamos) las cosas tal y como Él las ha dispuesto si no queremos que duramente nos discipline.

Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo.
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.
(Lev. 16:11-13)

Porque sabemos muy bien, que no es suficiente el ser llamado o escogido por el Señor, ni estar acreditado para servirle, para hacer las cosas a nuestra manera y no a la manera de Dios; y no es que sea un capricho de nuestro Señor, sino todo lo contrario. De lo que se trata es que todo lo que sale del Trono de Dios tiene éxito; y lo que dispone el hombre, (sin tener en cuenta al Señor) por muy ungido que se esté, puede llevarnos muy bien a alejarnos de Dios o a un inminente fracaso.  (Isaías, 55:8-11)

Al igual que nos puede suceder a muchos en la actualidad, que habiendo sido llamados y escogidos por el Señor para servirle, podemos presentarle muy bien, fuego extraño, haciendo y diciendo cosas que él nunca mandó que si hiciesen, y menos que se dijesen. (Jeremías, 14:14)

Fuego extraño que se le puede llegar a ofrecer al Señor, (queriéndolo o no) al obrar según nuestras propias convicciones, creyendo que al haber sido revestidos con la “autoridad” que nos ha conferido la organización a que pertenecemos, todo lo que hagamos por Él y para él, es correcto, (no digo malo) acción que nos puede conducir a la muerte espiritual, estado este que apenas se llega a notar, al revestir cada una de nuestras actividades con un halo de solemnidad religiosa; convencidos que cualquier iniciativa personal que tomemos, debe estar respaldada indiscutiblemente por el Espíritu Santo, al parecernos buena a nuestros propios ojos; pero sin antes haber consultado al Señor y esperar en él.

Llegando, llenos de orgullo religioso, a creer que al Señor se le puede ofrecer incluso, lo que Él no da por bueno. Adornando el ofrecimiento con mucha pompa y esplendor, alegando que al Señor hay que ofrecerle todas las cosas con excelencia.

Ebrios de nuestra propia gloria, sin temor acercarnos al Señor ofreciéndole el fuego extraño, de nuestra popularidad y éxito. Creyendo que por esa misma popularidad y por el éxito obtenido, el Señor va a aceptar el ofrecimiento, cuando lo que hace el Señor, es permitir que salga fuego de su presencia, (sin que se vea con los ojos de la carne) para hacer morir espiritualmente a los que le hemos ofrecido ese fuego desconocido para Él que nunca nos mandó.

Muerte espiritual que prácticamente apenas llega a notarse, (como he señalado anteriormente) al mantener la apariencia de vida, a través de mucho esfuerzo y espectáculos variados, como si de una función circense o representación teatral se tratara. Quedando entre nosotros y el Señor, al alejarse, en vez de relación, religión.

Fuego, totalmente distinto del que se posó sobre los discípulos en Pentecostés, que al salir del Trono de Gracia, hizo que aquellos reunidos esperando la promesa del Señor en el aposento alto, fueran de menos a mas, al recibir poder de lo alto, el Espíritu Santo; purificándoles y capacitándoles para que ofrecieran a Dios sacrificios espirituales aceptables, por medio de Jesucristo. (Hechos, 2:1-4)

Porque al haberles dicho el Señor que esperaran dicha promesa, (Hechos, 1:4) sin inquietarse, pacientemente la esperaron, y cuando la recibieron, como era de Dios, llenos de gozo (ebrios decían algunos) manifestaban a las gentes, las maravillas de Dios. (Hechos, 2:9-13)

Concluyendo: Cualquier cosa que hagamos para que sea buena tiene que venir de Dios; y no vale ni nuestro buen hacer, ni nuestra disposición, ni preparación y menos aún el rango que hayamos llegado alcanzar en nuestra organización. Lo que vale para Dios, es la obediencia a lo que Él ha dispuesto. Todo lo demás es fuego extraño para Él.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
(Fil. 2:5-8)

 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

4 comentarios sobre “Fuego Extraño.

  1. Gloria a Dios! COMPLETAMENTE DE ACUERDO CON TU CONVICCIÓN, consiervo pues es el mismo sentir que el Señor está poniendo en todos aquellos ministros sacerdotes, escogidos, llamados para que esten delante de El y le ministren a EL y sean sus ministros ( 2ª Cron.29:11), y dejemos a tras a los LEVITAS que quieren seguir entreteniendo multitudes en el atrio, dandole la espalda al Lugar del trono. (Ezequiel, 43)
    Es tiempo de decisiones radicales por que el espiritu de los hijos esta clamando Abba Padre!

  2. Comparto su opinión. David sirvió a su propia generación según la voluntad de Dios (Hechos 13:36). Servir al Señor (haciendo su voluntad) nos lleva inevitablemente a servir a los hermanos, al prójimo en general. No así al contrario. El servicio a los hermanos o al prójimo no tiene porque llevarnos a servir a Dios. Se puede estar sirviendo y no servir. Muchas gracias por su artículo. Que el Señor le bendiga.

  3. Totalmente de acuerdo. A veces se cree que levantar templos lujosos, tener muebles costosos, y ceremonias, rituales, y atender con pompas a los presidentes de las organizaciones, es lo mejor para Dios, y muchos, no saben que es «fuego extraño». Mientras dentro de las congregaciones, hay gente, de escasos recursos que no tienen para su alimentación o para un techo digno. Y los pastores no se interesan de la situación de las «ovejas». Consiervo, este sentir es de Dios.
    Me uno a ese pensamiento. Dios siga tocando los corazones de otros consiervos.
    Dios le siga bendiciendo.

  4. La gloria sea para Dios, estoy de acuerdo con tu convicción por que siempre debemos ofrecer a Dios una adoración a su agrado y no al nuestro, Dios premia la obediencia y en estos tiempos muchos ofrecen y hacen lo que les parece y no lo que Dios dice, el fuego en el culto debe venir del altar del sacrificio y no de otro lugar.

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