La Herencia de Jehová.

 

 

Creo que sería conveniente, aunque todos lo conocemos, definir de manera simple, que es la herencia:

La herencia es un acto jurídico que consiste en el traspaso de bienes, derechos u obligaciones de una persona que muere a otros; generalmente familiares.

Estoy seguro, que cualquiera de los que lean este artículo, conocerá a alguien, que haya recibido en herencia algún tipo de bienes; ya sean casas, tierras, negocios o alguna cantidad de dinero.

Debido a que sus padres, poseyendo estos bienes, que tal vez, heredaron de sus progenitores, cuidaron y se esforzaron en incrementar para que sus hijos recibieran, aumentado, ese conjunto de bienes que les legaron.

Pero lo que es desconocido para mucha gente, es que existe una herencia de Jehová.

Asegura la Biblia, que los creyentes tenemos una herencia en los cielos.       (1ª Pedro 1:3-4)   

Además, menciona también, otro tipo de herencia de parte del Señor: la esposa y los hijos.

La casa y las riquezas son herencia de los padres;  Mas de Jehová la mujer prudente. (Prov. 19:14)

He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. (Salmo, 127:3)

Es en esta herencia en la que nos vamos a centrar; en la esposa y en los hijos.

Cuando conocí a la que hoy es mi esposa, aún no era yo creyente, éramos muy jóvenes; me enamoré de ella, estando ella a su vez, enamorada de Jesucristo.

Fue mi novia la que me regaló mi primera Biblia; fue ella la primera persona que oró por mi conversión. Y una vez terminado mi servicio militar, nos casamos. Tanto mi esposa como yo estábamos muy enamorados uno del otro, además ella también seguía estándolo de Jesucristo.

Pasado un tiempo tuvimos nuestro primer hijo; a los nueve meses, nuestro pequeñín enfermó muy gravemente; una vez diagnosticada la enfermedad, los médicos, no nos dieron ningún tipo de esperanzas; uno de ellos amigo de la familia, nos aconsejó que se lo comunicásemos a nuestros padres, diciéndonos que estaban haciendo todo lo posible para detener la meningitis que padecía, pero que en caso contrario, aún éramos muy jóvenes y podríamos tener mas hijos.

Una vez avisados nuestros padres, de lo que nos estaba aconteciendo, lo único que nos quedaba por hacer, ya que nuestro hijo no respondía al tratamiento, era esperar el fatal desenlace.

Pero en ese mismo momento, me acordé del Dios de mi mujer, y sin decirle nada a ella ni a nadie; busqué el lugar mas apartado y solitario del hospital donde estaba ingresado nuestro hijo, y con mis ojos llenos de lagrimas, clamé al Dios de mi mujer, diciéndole:
-Mi esposa dice que tú eres una realidad, que existes, tu sabes que siempre lo he dudado, es mas nunca lo he creído, pero ahora te ruego, si existes, demuéstramelo; cura a mi hijo-.

Esas fueron mis palabras, las palabras de un hombre joven desesperado, dirigidas a un Dios desconocido para él, que tuvo misericordia y le oyó. Mi hijo sanó, no quedando ninguna secuela de tan fatídica enfermedad.

Al paso de los años, tengo la seguridad de que el Señor mi Dios, ha dirigido mis pasos hacia Él. Haciendo de mí un hijo suyo, para que de esta manera pudiera tener derecho a su herencia. A una herencia de la que ya estaba disfrutando sin saberlo, y que defendí también sin saberlo.

El deber de todo varón es el de cuidar de su esposa e hijos; la herencia que Jehová le ha legado.

Todo varón debe de proveer para las necesidades de su casa, tanto materiales como espirituales; debe tener a su esposa en alta estima, compartiendo con ella todo lo que posea o pueda poseer. Sabedor de que ella es también coheredera de todas las promesas en nuestro Señor Jesucristo. Tratándola como vaso más frágil, y estando convencido de que, el que ama a su esposa, así mismo se ama. (1ª Pedro, 3:7 y Efesios, 5:28.)

Nuestra esposa, varones, es la herencia que el Señor nos ha legado y confiado, por tal motivo, es nuestro deber, cuidar y hermosear aún mas esa herencia. Se dice, que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, lo correcto sería decir que al lado de cada hombre, hay una gran mujer.

Nuestros hijos son parte también de la herencia de Jehová; y todo padre, debe proveer, sin excusa alguna, para todas sus necesidades, tanto materiales como espirituales.. (1ª Tim. 5:8)  Siendo la mayor prioridad que crezcan, conociendo la Palabra de Dios. (Deut. 6:5-7)

No es suficiente preocuparse solamente por la salud, la higiene y la educación del cuerpo y de la mente; sino que, la dirección, exhortación y amonestación en Cristo deben acompañarles, regadas con mucho amor, para que puedan a su vez crecer y desarrollarse espiritualmente sanos. (Prov. 13:24, 29:17. Efesios, 6:4)

Varones, el Señor nuestro Dios, nos ha dado en herencia una compañera en quien podemos confiar plenamente; ella llena nuestro corazón y satisface todas nuestras necesidades afectivas y emocionales; cuídala, es tu esposa.

Padres, también nos ha dado en herencia a esos hijos que alborotan, lloran, ríen, pero que llenan nuestro hogar, que son la alegría de nuestra casa; cuida de ellos y llévalos a los pies de Jesucristo; no esperes que sean mayores de edad para que lo decidan; tu tienes la obligación de enseñarles a amar a Jesucristo e instruirles en sus enseñanzas y caminos. Hazlo ahora.

Cuidemos varones de la herencia que Jehová nos ha confiado. Un día, tendremos que dar cuenta de ella ante Él.

Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
Cuando comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás y te irá bien.
Tu mujer será como vid
que lleva fruto a los lados de tu casa;
tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
He aquí así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.

Salmo, 128:1-4.

 

 

 

Que la  Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

3 comentarios sobre “La Herencia de Jehová.

  1. Querido hermano Antonio, muy hermoso el articulo, herencia de Jehová, me ha bendecido mucho, como todo lo que te da el Señor. Un fuerte abrazo.

  2. «El deber de todo varón es el de cuidar de su esposa e hijos; la herencia que Jehová le ha legado.»
    «Cuidemos varones de la herencia que Jehová nos ha confiado. Un día, tendremos que dar cuenta de ella ante Él.»

    Sólo puedo decir AMÉN!!

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