Llenos del Espíritu Santo

Una hermana (joven en el Señor) de la congregación, me pidió si podía prestarle algún libro, en caso de tenerlo, referente a nuestra relación con Cristo. Y como esta hermanita está disfrutando del “primer amor” le recomendé que leyera uno los clásicos que aún poseo: LA MUJER SUJETA AL ESPIRITU, de Beverly La Halle.

Este libro fue editado originalmente en inglés en el año 1976, en español en 1978 y yo lo adquirí y leí en 1986. De ahí lo de “clásico”.

Una vez en mi poder, que, aunque parezca difícil de creer, la hermanita en cuestión me lo devolvió, (pocos son los que recuerdan devolver los libros que se les prestan) me quedé ojeando sus amarillentas páginas, al haber perdido el blanco original por el paso del tiempo.

Dándome cuenta que a pesar del deslucido color de sus páginas, el contenido de las mismas mantenía el tono original, es decir, que las reflexiones y enseñanzas vertidas en él, eran tan buenas e ilustrativas para este tiempo, como lo fueron años atrás. (Ecles. 1:9) 

Así que me detuve a reflexionar en el comentario que se hace en dicho libro, sobre el siguiente versículo:

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,   (Efesios, 5:18).

Y que a continuación transcribo:

“Uno de los aspectos más confusos acerca del ser llenos del Espíritu Santo, se debe a nuestra incapacidad para comprender qué significa esto de ser “llenos”. Muchas veces lo interpretamos en términos de algún recipiente o vaso lleno de líquido; pero eso no es lo que la Palabra nos quiere decir cuando compara al creyente con un hombre lleno de vino. El borracho no está literalmente lleno de vino sino controlado por el alcohol. De la misma manera, la mujer (o el hombre) que está llena del Espíritu Santo, podrá ser controlada por Él. Esto significa que en vez de dejarse llevar por aquellas debilidades de su temperamento, aprenderá a manifestar los frutos del Espíritu en su conducta. Debes estar dispuesta a abandonar tu manejo de ti misma y dejarte controlar por Dios, de modo que su Espíritu pueda hacer de tu vida aquello que desee. Debes pedir a Dios ser llenada por Él de esta manera, y agradecerle lo que va a hacer contigo, creyendo que es capaz de hacerlo”

Se me ocurrió al leer este comentario, indagar que sucede, según La Palabra de Dios, con lo que son llenos del Espíritu, porque hoy como ayer, mucho son (somos) confundidos con enseñanzas que no tienen nada ver con lo que expone La Palabra.

La enseñanza más común (al menos la más conocida por mí) y lo que se desprende de ella, es lo siguiente: Si los que son controlados por el alcohol (los borrachos) se tambalean, hablan incoherentemente, se comportan de forma indecorosa, pierden el control de sí mismos, etc. etc.; los que están “llenos” (borrachos) del Espíritu, se supone que deben comportarse y de hecho se comportan (al menos externamente) como los que se embriagan con vino, pero estos en el espíritu.

Y aunque el comportamiento sea el mismo, la única diferencia entre ellos es de que o con que se embriagan.

Así que, concordancia electrónica “en mano” tecleé en el buscador lo siguiente: LLENO DEL ESPÍRITU SANTO y este fue el resultado:

1. Lucas 1:15: porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, aun desde el vientre de su madre.

«Juan el Bautista fue lleno del Espíritu Santo, para preparar el camino al Señor». (Lucas, 1:5-17)

2. Lucas 1:67: Y Zacarías su padre fue LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, y profetizó, diciendo:

«Zacarías, fue lleno del Espíritu Santo para profetizar». (Lucas, 1:67-80)

3. Lucas 4:1: Jesús, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto.

«Jesús, lleno del Espíritu Santo fue llevado al desierto, para preparar su “ministerio con poder”. (Lucas, 4:14-15)

4. Hechos 4:8: Entonces Pedro, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:

«Pedro, lleno del Espíritu Santo, testificó con autoridad delante de las autoridades de Jerusalén». (Hechos, 4: 1-10)

5. Hechos 7:55: Pero Esteban, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,

«Esteban, lleno del Espíritu Santo, condenado a muerte, testificó y vio la Gloria de Dios».  (Hechos, 7:51-56)

6. Hechos 9:17: Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas LLENO DEL ESPÍRITU SANTO.

«Saulo, lleno del Espíritu Santo, predicó y proclamó el Evangelio, a pesar de haber sido un perseguidor de los discípulos de Jesucristo». (Hechos, 9:20-22)

7. Hechos 11:24: Porque era varón bueno, y LLENO DEL ESPÍRITU SANTO y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.

«Bernabé, lleno del Espíritu Santo, fue utilizado por el Señor, para llevar a una multitud a los pies del Señor y llevarse a Pablo a la obra misionera».   (Hechos, 11:23-26)

8. Hechos 13:9: Entonces Saulo, que también es Pablo, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO, fijando en él los ojos,

«Pablo, lleno del Espíritu Santo, con la autoridad que este le confirió, frenó la oposición del enemigo, para ganar almas para Cristo». (Hechos, 13:6-12)

Así que, según La Palabra de Dios, el Espíritu Santo “llena” para que se prepare el camino del Señor. Para profetizar en su nombre. Para preparar el llamado y ministerio propio. Para testificar con autoridad. Para ver la gloria de Dios. Para proclamar el evangelio de Jesucristo. Para evangelizar a multitudes. Y para frenar la obra del maligno. Aunque se podría añadir mucho más. Pero nos hemos limitado a las porciones (versículos) aquí transcritos y brevemente comentados.

Y en cuanto al plural de lleno, que como todos sabemos es “LLENOS” DEL ESPÍRITU SANTO, esto es lo que encontré:

1. Hechos 2:4: Y fueron todos LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

«Los discípulos, fueron llenos del Espíritu Santo hablando en distintos idiomas, idiomas que no conocían, las maravillas de Dios. Aunque algunos se burlaron, creyendo porque hablaban en lenguas extrañas para ellos, (sólo, por esto) que estaban borrachos».  (Hechos, 2:1-13)

2. Hechos 4:31: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

«Los discípulos que se añadieron después de la predicación de los apóstoles, fueron todos llenos del Espíritu Santo, para hablar con arrojo e intrepidez, sin más, la Palabra de Dios».  (Hechos, 4:23-31)

3. Hechos 6:3: Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

«Varones llenos del Espíritu Santo, es lo que se buscaba para servir a los más necesitados de la comunidad cristiana de Jerusalén. Así sin más». (Hechos, 6:1-7)

Esto es lo que encontré, sobre ser llenos del Espíritu Santo.

Y como no me gustan las discrepancias, porque no conducen a nada, dejo en consideración de cada uno de los que lean lo expuesto, que escojan a quien obedecer, dejando de lado (si es que pueden) experiencias, emociones y puntos de vista ajenos a la Palabra de Dios.

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.    (Apoc. 22:11)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

3 comentarios sobre “Llenos del Espíritu Santo

  1. Excelente comentario, pastor amigo: Antonio Sellés. Comparto plenamente vuestro punto de vista acerca del llamado a que seamos «Llenos del Espíritu Santo». Y creo firmemente que esto tiene mucho que ver con una vida consagrada al ministerio de la Palabra. Un abrazo y esperamos recibir nuevas reflexiones como ésta. Gracias.

  2. Excelente articulo, comparto por completo tu punto de vista acerca de cual es la labor de un hombre o mujer llenos del Espíritu Santo. Los textos hablan por si solos.
    Un abrazo Antonio y que Dios te bendiga

  3. Estupenda y sencilla reflexión, además de ser clara y convincente.
    Los textos bíblicos hablan por si solos, aunque siempre encontraremos quienes los interpreten mas allá de lo escrito.
    Que Dios le bendiga!

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