Los que aman a Dios.

 

 

 

Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosa les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos, 8:28)

El propósito de Dios es que todos las personas vengan al conocimiento de la verdad, es decir a Jesucristo, porque es el único nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos. (Hechos, 4:12)

Sabemos a ciencia cierta, que Jesús en la cruz del Calvario nos reconcilió con Dios, que murió y que resucitó, y que está sentado a la derecha del Padre. (Romanos, 5:10)

También sabemos, que encomendó a sus discípulos que proclamaran estas verdades a todas las gentes y en cualquier lugar. Discípulos que el mismo Jesús llamó y preparó para esta comisión. Hombres que amaban a Dios, dispuestos a cumplir con el propósito de Dios. Propósito este que les iba a acarrear muchos problemas, y algunos de ellos muy serios. (Juan, 16:2-4)

Situaciones, que aunque les pareciera lo contrario, les iban a ayudar para bien, para su propio bien, debido que al verse impotentes para resolverlas por ellos mismos, tendrían que recurrir, pidiéndole ayuda, al que está sentado en el trono, quedando a la vez que asombrados, admirados, al ver resuelta cualquier situación adversa durante el ejercicio de su comisión. (Juan, 16:23-24)

Dándoles aún mas fuerza, para proclamar el evangelio de Dios. (Hechos, 5:40-42)

Sin tener temor de ninguna adversidad, con la certeza de que si esta se mantenía, significaba que estaban siendo probados por el Señor, para fortalecerles y hacerles ver, que aún en la adversidad su Señor iba a estar con ellos. Consiguiendo de esta manera, incrementar su fe; la fe de todos aquellos, que fueron llamados por el Señor Jesucristo.

En la actualidad, los que también hemos sido llamados por el Señor y le amamos,(al igual que tantos hombres y mujeres que nos precedieron) en ocasiones, llegamos a dudar que algunas de las situaciones en las que nos encontramos durante el desarrollo de nuestro llamado, por ser estas muy desagradables y no deseadas, nos impiden aceptar que nos puedan ayudar en algo o para bien, como se supone debería ser.

Dudas que a la luz de la Palabra de Dios, quedan sin sentido, haciéndonos ver además, que cualquier circunstancia se puede aprovechar para bien, aunque este tipo de situaciones solo las pueden asumir los que aman a Dios. (Gálatas, 4:13-14)

Porque amar a Dios significa e implica, en primer lugar, no cuestionarle, y en segundo lugar, esperar siempre en Él.

Sé que no resulta fácil para muchos de nosotros, que amamos a Dios, creer que en circunstancias muy dolorosas, como una grave enfermedad, o en la pérdida de un ser querido, u otro tipo de situaciones no tan extremas, vayan estas, a redundar para nuestro beneficio; Mas bien, nos puede llegar a parecer como algo inimaginable e imposible de admitir, pero si hemos sido llamados por el Señor y le amamos, sabremos y podremos resistir con entereza cualquier golpe, por duro que este sea. Sin culpar ni hacer responsable al Señor por ello.

Esperando siempre que Él nos muestre o nos enseñe, la manera de sacarle provecho (quizá no sea esta la expresión correcta) a la situación que nos ha tocado vivir, para que el propósito de Dios, (que se conozca a Jesucristo) se lleve a cabo, tal y como solía hacer para ejemplo nuestro el apóstol Pablo, que en cualquier circunstancia en las que se encontrase, incluso encerrado en la cárcel, no olvidaba el propósito de Dios para su vida:

Amado Filemón, ….te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mi nos es útil. (Filemón, 10-11)

Entendiendo por lo expuesto, que nada ni nadie, (sea lo que sea) va a impedir que todos aquellos a los cuales el Señor llamó, y que sobre todas las cosas aman a Dios, dejen de cumplir la misión que el mismo Señor les encomendó.

Porque como bien dice la Palabra de Dios:

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.  Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos, 8:37-39)

 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

Un comentario sobre “Los que aman a Dios.

  1. Hno. ANTONIO.
    EFECTIVAMENTE, AMAMOS A DIOS… PORQUE EL NOS AMO PRIMERO Y COMO EL ES AMOR… ES QUE PODEMOS AMARLE… SI NO?,, DE DONDE TOMARIAMOS EL AMOR? Y… EL QUE NO AMA,… NO CONOCE ADIOS, PORQUE DIOS ES AMOR. ALELUYA!.

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