¿Profecía o Adivinación?

 

Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
(Hechos, 16:16-17)

Es cada vez más sorprendente la cantidad de profetas que se están levantando en el llamado “mundo evangélico” y esto es debido a que como se enseña, a través del “mover apostólico” que los pastores están pasados de moda o han quedado obsoletos, es necesario volver a recurrir a los fundamentos doctrinales de los apóstoles y profetas. (Efesios, 2:19-22)

Como si hasta ahora, todo lo enseñado fuera falsa doctrina o errado, necesitando nuevas revelaciones o interpretaciones más precisas. Revelaciones muchas de ellas distintas a las que se encuentran en la Biblia, que es la Palabra de Dios dada a los hombres, a través de los apóstoles y profetas de antaño, escogidos y llamados por el mismo Señor.

Puede que algunos, nos hayamos (por ignorancia o desconocimiento) extraviado de la sana doctrina y necesitemos que se nos corrija y se nos “reconduzca” a las sendas antiguas, que son las establecidas por el Señor. (Jeremías, 6:16)

Pero eso no quiere decir que se deban trazar sendas “a medida” según vayan recibiendo revelaciones nuevas cada uno de los actuales profetas. (Salmos, 25:4)

Revelaciones que en ocasiones dejan mucho que desear, y que en otras, se necesita la dirección del Espíritu Santo, para poder discernir su procedencia, al no conseguir diferenciar si se trata de profecía o de adivinación.

Me imagino el sentir de Pablo y de Silas, cuando cada día la joven esclava de Filipos, proclamaba, siguiéndoles, lo que en verdad eran: siervos del Dios altísimo anunciando salvación.

Asombrando posiblemente a la gente que conocía a dicha joven, la brusca reacción de Pablo al molestarle la publicidad gratuita que les ofrecía. Publicidad aparentemente profética, que no procedía de Dios, aunque muchos así lo creían según se puede llegar a entender leyendo entre líneas. (Hechos: 16:18)

Publicidad que solo beneficiaba económicamente a los amos de la joven adivina, al dar a entender que de su boca salía palabra de Dios, ya que Pablo y Silas en verdad eran como ella aseguraba, siervos del Dios altísimo, confundiendo a muchos; confusión que Satanás suele aprovechar para intentar frustrar los planes de Dios.

Porque una de las estrategias de nuestro adversario, el diablo, es tratar de hacerse pasar como uno de los tantos hijos de Dios, que asisten y llenan los edificios a los que solemos llamar Iglesias, y si le es posible llegar a alcanzar un alto grado en el liderazgo, para que, de esa manera, poder llegar a confundir con mayor facilidad aún, al pueblo de Dios.

Pueblo de Dios, que siendo honestos, al que “nunca antes” se le había enseñado tal cantidad y variedad de doctrinas como actualmente se enseñan. Y en el que “nunca antes”, le habían crecido tanto, hasta multiplicarse, tal cantidad de apóstoles y profetas como en la actualidad. Con la singularidad, que cada uno de ellos tiene distinta “doctrina o revelación de Dios”. Pudiendo incluso confeccionar por la diversidad existente, una “carta espiritual” de nuevas doctrinas, para poder elegir al gusto de cada uno, la doctrina a seguir.

Llegando a confundir, por la novedad que se ofrece, a muchos creyentes. Aunque los que en verdad son hijos de Dios, sabrán discernir lo profético de la adivinación, bajo la dirección del Espíritu Santo y a través del estudio de las Escrituras, enfrentándose al espíritu de confusión y adivinación que ha invadido muchas áreas del mundo evangélico.

Enfrentamiento que puede traer rechazo y marginación de todos aquellos, que manteniéndose al margen de esta realidad, lo dan todo por bueno, al fijarse solamente en el número de adeptos que al “profeta” en cuestión siguen; creyendo que a mayor cantidad, mayor garantía de sana doctrina; sin afirmar por nuestra parte, que a menor número de seguidores mejor es la doctrina, ni peor a mayor número.  (Lucas, 12:32)

De lo que se trata, es de no olvidar que la única buena, válida y sana doctrina, es la de Nuestro Señor Jesucristo.  (2ª Juan, 1:9-10)

Todo lo demás debe ser analizado con la lupa del Espíritu Santo, para no ser deslumbrados, con el brillo artificial de las luces de neón de confusión. (2ª Cor. 11:13-15)

Debiendo quedarnos con lo que dejó dicho sobre esta cuestión el apóstol Pablo:

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
(Gal. 1:6-8)

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

4 comentarios sobre “¿Profecía o Adivinación?

  1. Disponemos de tal cantidad de información como no había conocido antes. Uno es el Señor, una su Palabra.. Doy gracias a Dios por el poco tiempo que me deja para distraer mi atención.

  2. Estoy totalmente de acuerdo. Ahora resulta que se levantaron nuevos «apóstoles» y ya como muy bien dices, los pastores, pasan a segundo plano.
    Hay que volver a la Palabra, leer con el entendimiento, como en la época de Nehemías, y que no interpreten privadamente, porque se han levantando muchas doctrinas, y enfocadas en la prosperidad. Pero rara vez confrontan éstos a la gente con el Pecado, siguen como antes pero en otra religión.
    Y no esperan la 2ª, venida? como están preparados? solo con pactos, semillas, siembras, etc. etc. Eso no es lo básico que enseño nuestro Señor Jesucristo. Gracias. Esa predica esta como anillo al dedo, para la «iglesia» de hoy.

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