Las zorras pequeñas.

Encontramos en el precioso poema de Cantares, un verso que a priori parece no “encajar” en él.  Porque en ese poema se describe el ideal de Dios sobre el amor, entre un hombre y una mujer, dentro del matrimonio. 

Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne. (Cantares, 2:15)

Verso que podría aplicarse no sólo a todo aquello que puede arruinar el inicio de una vida conyugal sana, sino a las distintas facetas que a lo largo de nuestra vida tendremos que afrontar.

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El Tabernáculo restaurado.

Al regresar Pablo y Bernabé de su primer viaje misionero, se dispuso que ambos subiesen a Jerusalén, debido a la controversia   formada con los “nuevos convertidos no judíos” al no estar muy seguros algunos judíos como enfrentar la conversión de los gentiles.

Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 

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Tardos para oír.

Mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar… (Sant. 1:19)

Hace unas fechas, me contó una hermana en Cristo una visión que, en plena noche, mientras dormía la hizo despertar; no fue un sueño, me dijo, fue una visión:

“Vi un rostro humano que estaba frente a mí, al principio me asusté, porque ese rostro tenía unas orejas tan pequeñas que casi no se distinguían, y una boca tan grande, que distorsionaba el rostro”.

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