¿Buscando a Dios, o Buscados por Él?

 

 

 

Dice la palabra de Dios en el capítulo 65 verso 1 del libro de Isaías:

Fui buscado por lo que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.

No sé si en alguna ocasión nos hemos parado a pensar si hemos buscado al Señor o hemos sido buscados por Él.

A través de la Biblia, y en ambos testamentos, encontramos una serie de personajes y quizá los mas destacados, que aunque tenían conocimiento de Dios, no se habían planteado la posibilidad de su búsqueda de una manera más íntima, de ir a su encuentro.

San Pablo, quizá sea el ejemplo mas claro y contundente, de cómo sin buscar al Señor, fue encontrado por él; porque siempre es Él, el que toma la iniciativa.

Estamos tan seguros (en ocasiones) de que tenemos al Señor en nuestro corazón, como Saulo de Tarso, que pensamos que todo lo que hagamos está dentro del plan de Dios. (Hechos 22:3-8)

Confiamos tanto en nuestro conocimiento bíblico y en nuestra preparación “espiritual” que (también en ocasiones) no necesitamos buscar a Dios.

Las escrituras nos muestran que esta actitud es errónea.

Posiblemente, conozcamos a muchas personas que aman a Dios y el testimonio de todas ellas sea el mismo: el Señor me llamó y le sigo, o le sirvo; Así de simple.

La búsqueda de Dios, la podríamos dividir en dos partes o secciones: una para salvación, y la otra para dirección. En la primera parte o sección, se encuentra la gran mayoría de los que desean pasar la eternidad con Él.

En la segunda, se encuentran todos aquellos que una vez lavados con la sangre del cordero, quieren dedicarle toda su energía, toda su capacidad y todo su tiempo a Él. Pero tanto en la una como en la otra, detrás está el Señor.

..Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13)

El Todopoderoso no cesa en la búsqueda de hombres y mujeres, que estén dispuestos a hacer su voluntad, a estar su servicio.

Nuestro Dios es un Dios que va al encuentro de los hombres, de la humanidad; un Dios que busca la relación que se había perdido, entre él y su creación al perder esta, la imagen de su creador.

.. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido… (Lucas 19:10)

Él no espera, va al encuentro, toma la iniciativa, inquieta y despierta en los hombres el deseo de búsqueda de algo que no encuentra en ninguna parte, de algo que el mundo no le puede ofrecer.

Está detrás de cada situación, esperando que nos demos cuenta de que le necesitamos; nos busca, y no le importa lo que somos, si no lo que podemos llegar a ser, en sus manos.

Anhela en su busca, despertar del letargo espiritual en el que se encuentra nuestra alma, para que esta a su vez, sienta el deseo de buscarle a Él, hasta llegar a una total y fluida relación espiritual, entre Él y nosotros; con el fin de que se pueda hacer su voluntad en la tierra, igual que se hace en el cielo.

La sencillez, la confianza, la buena relación, la santidad, es algo que nos hace buscar mas a Dios. El Señor ni necesita que se le estudie, ni que se le analice; su deseo es que le busquemos hasta encontrarle, y que le obedezcamos.

Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo corazón. (Jeremías 29:12-13)

 

Que la  Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

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