Id, y Haced Discípulos

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.  (Mateo 28:19-20)

Sin duda alguna, todos creemos saber que es un cristiano. Pero para mucha gente, un cristiano, es alguien, que “acepta” las enseñanzas establecidas por la iglesia, (ya sea esta católica o evangélica) sobre Cristo, y que participa en algunos ritos religiosos y poco más.

Mi país, es una nación “cristiana”. En este país «todos somos oficialmente cristianos”. Todos los ciudadanos, participamos al menos en cuatro ritos de la “iglesia”; nuestro bautismo, nuestra primera comunión, nuestra boda, y nuestro funeral. Lo curioso es que en todos estos ritos, salvo en uno, la participación no suele ser voluntaria.

Pero, ¿es esto ser cristiano?

Mas bien, en (Hechos 11:26)  se nos dice que un cristiano, es un discípulo de Jesucristo. ¿Pero que es un discípulo?

Según el diccionario Bíblico CLIE, un discípulo es todo aquel que sigue a un profeta, maestro, etc.; es enseñado por él y es partidario de esta enseñanza. El diccionario enciclopédico, Plaza & Janés, establece, que un discípulo es la persona que aprende una doctrina o que cursa en una escuela, o sigue la opinión de una escuela.

Siendo un maestro, la persona que domina una o varias materias, y que se encuentra preparado para impartir cada una de las materias o disciplinas que conoce y domina.

Por lo tanto, podemos afirmar que un discípulo de Jesucristo, es todo aquel que siguiendo a su Maestro es enseñado por Él; aplicando además su forma de pensar y vivir a la enseñanza que recibe.

Había muchos maestros en tiempos de Jesús, pero ninguno como nuestro Maestro; él es, el MAESTRO en mayúsculas. Domina Jesucristo todas y cada una de las materias que se conocen, incluso las que se desconocen. Porque es, el Verbo de Dios, y tiene toda potestad tanto en el cielo, como en la tierra.

En tiempos de Jesucristo, cada maestro, impartía sus enseñanzas a un determinado número de discípulos; estos no establecían sus propias escuelas mientras que su maestro viviera; una vez que este moría, eran libres para establecer sus propias escuelas, siguiendo siempre, la misma línea de enseñanza, que ellos a su vez habían aprendido de su maestro

Nuestro MAESTRO, por los motivos antes mencionados, esperó hasta su muerte y posterior resurrección, para comisionar a su primeros discípulos; y antes de ascender a los cielos, les encomendó la tarea, para la que les había estado preparando durante mas de tres años. Tarea que se conoce como, la gran comisión.

La gran comisión, como todos conocemos, era la siguiente: Ir y hacer discípulos a todas la naciones, bautizándoles y enseñándoles a guardar todas las cosas que Jesús, les había mandado que guardasen.

Pero, no vamos a entrar en el significado del bautismo, que es por todos conocido. Pero sí en el guardar todas las cosas, que el MAESTRO, manda que se guarden. debido a lo que ello conlleva, y que a continuación detallamos:

En el evangelio de (Juan 15:14-15), el MAESTRO afirma, que somos sus amigos, si hacemos lo que ÉL nos manda. Además que, por ser sus amigos, nos da a conocer todas las cosas que oye del Padre. Bendito sea el nombre de Dios por esa confianza.

Por lo tanto, siendo discípulos de Jesucristo, podemos llegar a ser sus amigos.

Ya que, la relación entre amigos es muy superior a la que existe entre maestro y discípulo. Los amigos, comparten penas y alegrías; no tienen secretos entre ellos y son transparentes, y, además, al no tener nada que ocultar, se supone que la sinceridad es su bandera. (Proverbios 17:17). (Proverbios 18:24) Este  es el tipo de relación que desea tener el Señor Jesucristo con sus discípulo

Los amigos del MAESTRO JESUS, es decir sus discípulos, conocen el misterio del reino de lo cielos. (Mateo 13:10-11) Administran y comparten en la necesidad. (Hechos 4:34-37)  Les da a conocer lo que va a acontecer. (Mateo 20:17-19)  Se les muestra como quien es. (Mateo 17:1-9).  Y finalmente, aunque podríamos añadir aún mucho más, el MAESTRO, les cuida ante cualquier problema y provee en caso de necesidad. (Lucas 12:22-31)

Pero hay una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez, ¿somos todos los que lo afirmamos, discípulos de Jesucristo?

Y la respuesta es, El MAESTRO, llama a todos a que vengan a ser sus discípulos, aunque pone algunas condiciones para llegar a ser discípulo suyo, como: renunciar a todo lo que nos ata o posee; llevar la propia cruz. (Lucas 14:25-33)  Ser enviados por el Padre. (Juan 6:65-66)  Y permanecer en su Palabra, entre otras cosas. (Juan 8:31-32)

Así que hermanos, el Señor desea con toda claridad la formación de discípulos; ocupando todo su tiempo en este menester, a los que el MAESTRO capacitó para la enseñanza; insistiendo (según su Palabra) que enseñen a guardar todas las cosas, que el MAESTRO JESÚS enseñó y mandó que se guardasen.

Para que, si a los discípulos de Jesucristo, se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. Quiera Dios, que a los cristianos se les llame discípulos de Jesucristo, en cualquier lugar donde se encuentren.

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos  a otros; como yo os he amado, que también os améis unos
a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos,  si tuviereis amor los unos con los otros. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis  mucho fruto, y seáis así mis discípulos.   
(Juan 13:34-35). (Juan 15:7-8).

La Gloria y la Honra sean siempre para nuestro Dios.

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