La Necesidad de Menguar

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. (Juan, 3:30)

Estas son las palabras que Juan el Bautista dirigió a sus discípulos, cuando estos vinieron a informarle, (un poco molestos) de que Jesús, del que él dio testimonio, bautizaba y todos se iban tras él.

…Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste, testimonio, bautiza y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.  (Juan, 3:26-28)

Y precisamente (estoy convencido) que la actitud del Bautista (diferente a la de sus seguidores) debería ser la de todos los que de una manera u otra, estamos enseñando y proclamando el nombre de Jesús a lo largo y ancho de la tierra.

Pero desgraciadamente no es así, muchos de nosotros, al contrario que Juan nos “crecemos” más y más cada día, haciendo menguar a Cristo. De tal manera, que en vez de empequeñecernos en Cristo, para que sólo él se vea, empequeñecemos a Cristo en nosotros, para que sólo se nos vea a nosotros.

Llegando algunos a creernos tan importantes, que ya no necesitamos que Dios nos hable a través de Jesucristo o de su Palabra, porque aunque explícitamente no lo digamos, con nuestra actitud damos a entender que no necesitamos mediador alguno para relacionarnos con nuestro Creador. (1ª Tim. 2:5)

Y si alguno llega a dudarlo, preguntándole a cualquier “creyente” a qué iglesia pertenece, puede salir perfectamente de dudas.

Porque muy pocos contestarán: A la Iglesia de Jesucristo. Que se supone debería ser la respuesta correcta de cualquiera que haya conocido al Señor, si es que lo ha conocido. Porque la iglesia, del Señor es; la cual ganó con su sangre.  (Hechos, 20:28)

La gran mayoría contestará orgulloso, que pertenece a alguna de las mega iglesias o red de iglesias fundadas por alguno de los actuales apóstoles o profetas, que con mucho carisma y “gancho” las dirigen y gobiernan; dando la impresión (al oír las respuestas) de que un número muy importante de creyentes no ha llegado a conocer al Señor que les rescató. (2ª Pedro 2:1)

Siendo los responsables de ese desaguisado algunos de nosotros, que al sentirnos tan importantes con lo que nos ha sido dado, no cortamos esas situaciones, ignorando al que lo dio todo por nosotros, para que todo lo tuviéramos en Él. (Fil. 2:5-8)

Todo lo contario a lo que hizo Pablo, apóstol de los gentiles, cuando se enteró de lo que pasaba en Corintio:

Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entres vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiere decir que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividió Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?  (1ª Cor. 1:10-13)

Hemos formado a nuestro alrededor tal parafernalia, que no se diferencia en nada un culto o servicio cristiano del mejor espectáculo teatral moderno, y esto simplemente debido al deseo de encumbrarnos y atraer hacia nosotros, (sólo hacia nosotros) la atención de los asistentes a “nuestros servicios religiosos”.

Creo, que una vez que se da a conocer a Jesucristo, deberíamos hacernos a un lado para que la relación entre el Señor y el que ha sido tocado por Él, vaya creciendo y fortaleciéndose; porque la comisión encomendada por el mismo Señor Jesús fue: Id predicad el evangelio; el resto se debía dejar en sus manos, que para eso es el Señor. (Salmos, 86:11)

Porque de lo que se trata, es, no ocupar el lugar que le corresponde al Señor, porque al fin y al cabo aunque estemos en diferentes niveles, todos somos sus discípulos; (estudiantes diría un amigo mío) unos en verdad de jardín de infancia; los más de primaria o secundaria, y los otros tal vez en niveles superiores, pero todos y digo todos, ovejas de su prado; y lo malo es que en vez de seguir al pastor, seguimos a la oveja gorda que nos precede y debido a esto, nos confunde al tapar con su opulencia o exuberancia la visión de nuestro Pastor, cosa que no debería ser así.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.(Juan, 10:27-28)

Realmente lo que espera el Señor de nosotros es un cambio de actitud; el mismo cambio que se produjo en Juan el Bautista y entre otros muchos, el que se produjo en Saulo de Tarso, que, hasta pudo llegar a decir lo siguiente:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.(Gálatas, 2:20)

Necesidad de menguar, que no solo es necesario para “los que se supone estamos al servicio del Señor”, sino para todos aquellos que queriendo más de Cristo, no se cansan de anunciar las virtudes de Aquel que les llamó. (1ª Pedro, 2:9-10)

Y quiero aclarar que estar al servicio del Señor, no significa recibir salario de congregación alguna, para ejercer cualquier ministerio a tiempo completo; sino que están al servicio del Señor, todos los que han sido lavados y purificados con la sangre de Jesucristo y que con corazón sincero, pueden acercarse con toda libertad al Trono de Gracia. (Hebreos, 10:19-22)

Y para terminar, quiero recordar que es necesario menguar, si queremos estar llenos del Espíritu Santo, porque menguar es sinónimo de humildad, y en las Sagradas Escrituras encontramos que:

Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. (Santiago,  4:6)  

Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.(Salmos, 138:6)

Por lo tanto, y aunque en lo natural no cueste comprenderlo, en lo espiritual, si menguamos, crecemos.

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

2 comentarios sobre “La Necesidad de Menguar

  1. Se nos olvida que Dios nos escogió de lo vil y menospreciado para avergonzar a los sabios, por eso se cae en el error de no exaltar a nuestro Dios a través del servicio que desarrollamos, sino que nos exaltamos a nosotros mismos. Sin darnos cuenta formamos parte del postmodernismo; es decir: se ha caído en el individualismo sin considerar que si servimos a Dios es por su gracia. Pastor Toño. Gracias y Dios lo bendiga.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.