La Soledad del Siervo

 

 

Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. (Marcos 14:50)

Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes. (2 Timoteo 1:15)

Hace años sentí el llamado de Dios. Quería convertirme en un siervo de Dios y dedicarle mi vida a Él. Durante cerca de 2 años y en la denominación a que pertenecía, estuve preparándome para su servicio; aprendí muchas cosas y tenía unos hermanos en Cristo maravillosos.

Que bien y que feliz me sentía, que arropado y protegido estaba con ellos; eran un refugio para mí. A pesar de mi trabajo y de los problemas a los que me enfrentaba diariamente, cada tarde, al terminar mi jornada laboral, podía regresar a la confortable compañía de mis hermanos y disfrutar de su protección y amor hacia mí.

Pero llegó el día en que el Señor creyó que mi aprendizaje como siervo había terminado y que tenía que poner en practica todo lo que había aprendido.

El Señor quería utilizarme fuera de esa denominación. Yo también sabía que mi tiempo había llegado, pero no quería dejar la posición cómoda y confortable en la que me encontraba.

Aunque yo no quería, el Señor lo quiso y forzó mi salida.

En mi salida, lo primero que aprendí fue a soportar la soledad como siervo de Dios.

Ninguno de mis amados hermanos me consoló, durante este tiempo de transición, no podían comprender que me enfrentara solo, sin abrigo y protección, al reto que el Señor había puesto ante mí.

Me dejaron solo. Algo que nadie me había enseñado y para lo que no estaba preparado, había surgido ante mí, la soledad, por querer obedecer a mi Señor.

Sé que muchos de los que lean este articulo habrán pasado por una experiencia similar; otros la estarán pasando y el resto la pasará, porque todo siervo de Dios, que quiera hacer la voluntad de su Señor, se encontrará solo.

La soledad es algo que acompaña a la obediencia.

En los capítulos 18 y 19 del primer libro de Reyes, se puede ver al profeta Elías siendo radical ante Israel, tuvo que enfrentarse solo a 450 profetas de Baal, el resultado de esa actitud fue la soledad para el profeta. Aunque los israelitas contemplaron algo tremendo y maravilloso, y colaboraron con Elías prendiendo a los profetas de Baal, (1 Reyes 18:37-40) no apoyaron al varón de Dios en su acción, dejándole solo,(1 Reyes 19:8-10)

La obediencia a Nuestro Señor, a menudo conduce a la soledad.

Soledad para un siervo de Dios, en ninguna manera puede significar falta de comunión con su Señor, si no todo lo contrario, ya que el anhelo de todo siervo es ser útil a su Señor, y esto solo se consigue a través de una relación muy estrecha con Él, por medio de la oración, el estudio de la Palabra y la sumisión.

Aunque hay tres cosas que un siervo de Dios puede hacer para evitar la soledad:

1º No ser ni frío ni caliente, si no tibio.

2º No confrontar el pecado.

3º No buscar la dirección de Dios.

NO SER NI FRIO NI CALIENTE, SI NO TIBIO.

Ser tibio es la condición que mucha gente espera de un siervo de Dios. Que sepa mantener el equilibrio ante el mundo, que sea tolerante y comprensivo, es lo ideal para muchos. (Apocalipsis 3:15-16)

NO CONFRONTAR EL PECADO.

Ya casi no se habla o predica en las congregaciones sobre el pecado. Y menos sobre la cruz de Cristo. No se quiere que se recuerde que el pecado nos separa de Dios. A lo sumo, se tiene una charla civilizada con el pecador y basta. No es ético hablar sobre el pecado y menos sobre la cruz. (1 Cor.1:18). (Col. 2:13-15)

NO BUSCAR LA DIRECCION DE DIOS.

Si buscásemos la dirección del Señor, es posible que nos encontremos en que el camino que estamos recorriendo, no es el correcto, aunque sea el más cómodo y el más ancho, para que mucha mas gente lo pueda recorrer, engañándonos a nosotros mismos, por la cantidad de gente que lo transita.(Mateo 7:13-14)

Pero, ¿es esto lo que desea el Señor?

Mas bien, el Señor, nos insta en su Palabra a no ser tibios, a confrontar el pecado y a buscar su dirección, aunque todo esto conduzca a la soledad del siervo de Dios.

Nuestro Maestro, el Señor Jesucristo, sufrió también la soledad, pero dejó muy claro, que tendría la mejor compañía, la del Padre Celestial, …… y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. (Juan 16:32)

Y esta es la compañía que tiene cada siervo de Dios, la del Padre celestial.

Hermano, si por obedecer a nuestro Señor debemos vernos solos; si debemos obedecer a Dios antes que a los hombres, bienvenida sea la soledad. En ella buscaremos mas ardientemente la dirección y la compañía de Dios nuestro Señor.

Que Él bendiga y llene de poder, a cada uno de sus siervos que están prestos para servirle.

En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén y amén. (2 Timoteo 4:16-18) 

 

 

La Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

Un comentario sobre “La Soledad del Siervo

  1. Hermano q hablaste d la soledad… es verdad, Es extraño pero Dios nos aparta. Solo nos pone entre la gente para hablarles de su Santa Palabra; en mi caso es cada dia mas notoria mi soledad y mi boca llena de palabra y actos de amor q le dan gloria.. a veces es dificil la soledad de los profetas de Dios, pero q satifactorio es estar en su voluntad.
    Gloria a Dios y a Jesus su Santo Hijo Palabra viva..
    «yo te envio como ovejas entre lobos»

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