Mar Adentro.

 

 

Cuando (Jesús) terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
(Lucas, 5:4-5)

Era mi padre un gran aficionado a la pesca; conocía los mejores lugares donde la pesca solía ser muy abundante. Sabía además con exactitud y según la época del año, el cebo a utilizar, así como la hora en que los peces solían buscar alimento.

Acompañé muchas veces a mi padre en sus días de pesca, y en algunas ocasiones me sorprendió, al decirme que debíamos regresar a casa porque los peces ya no iban a “picar” al principio insistía yo en que nos quedásemos un rato mas, accediendo él para que aprendiera por mi mismo, y la verdad es que raramente “picaban” porque, aunque era el lugar no era la hora adecuada para pescar. Era mi padre un experto pescador, conocedor del entorno en que se desenvolvió durante gran parte de su vida.

Leyendo el evangelio de Lucas, capítulo 5 y versos del 1 al 11,  encontramos a otro experto pescador, a Simón Pedro.

Este queda sorprendido cuando Jesús, después de haber estado enseñando el evangelio del reino desde su misma barca, a la gente que estaba en la orilla del mar de Galilea, le dice que bogaran mar adentro y echaran las redes para pescar.

Simón Pedro aunque reticente, obedece a su maestro. Como todos sabemos, Pedro era un pescador con mucha experiencia, y sabía muy bien, que durante el día no se deben echar las redes al mar, debe ser siempre por la noche cuando se efectúe esta labor.

De noche debido a la oscuridad, los peces al no ver las redes, quedan fácilmente atrapados en ellas, siendo muy difícil que en pleno día caigan en la trampa que se les tiende.

Lo sorprendente para Simón Pedro, fue la abundante pesca conseguida en esa ocasión, fuera de toda lógica y además, a plena luz del día, algo, se mire, como se mire, fuera de lo corriente para cualquier pescador que se precie. Debido a esto, atemorizado, cayó de rodillas delante de Jesús.

La lectura y la meditación de esta porción de la Biblia, han producido en mí una visión distinta a la que tenía de la misma; Que la experiencia es muy buena, pero que por encima de la experiencia está el Señor.

Quizá estemos haciendo vez tras vez, las cosas que nuestro conocimiento y experiencia nos indican que son correctas, a pesar de no alcanzar en muchas ocasiones el objetivo deseado.

Simón Pedro y sus compañeros, expertos conocedores del arte de la pesca, habían estado trabajando toda la noche, en el oficio que habían aprendido y heredado de sus padres, pero sin ningún resultado; Y es que, al igual que estos pescadores, nuestro correcto trabajo como pescadores espirituales, ha menudo, no produce ningún fruto, debido a que a pesar de tener al Señor Jesucristo en nuestro corazón, y sin conocer exactamente el porqué, aún, no le hemos permitido, que tome todo el control de nuestra vida.

Jesucristo, es el único, que conoce el lugar donde la pesca siempre es mas abundante, y si nos dejamos guiar por él hasta ese lugar de bendición, a pesar de que nuestra experiencia nos diga, equivocadamente, que no es ni el lugar, ni el momento, las capturas serán en gran manera tan cuantiosas, que tendremos que pedir ayuda a otras barcas, (congregaciones) para que nos ayuden en tan inusual y milagrosa pesca.

La verdad es que en muchas ocasiones somos tan correctos y tan metódicamente bíblicos, (y no es que sea malo) que al no seguir debidamente la dirección del Espíritu Santo, por parecernos inadecuada e impropia, la ignoramos; Resultando que, a consecuencia de esta actitud, muchas personas nunca podrán llegar a conocer al Señor Jesucristo.

Debemos, siempre que el Señor nos lo indique, si es que deseamos obtener el tan anhelado resultado, bogar mar adentro (allí es donde se encuentra la pesca mas abundante) y echar nuestras redes, aunque nuestra experiencia nos diga, (lo vuelvo a repetir), que no es, ni el lugar, ni el momento. Debiendo dejar de lado, cualquier hábito que a través de los años, hayamos podido adquirir, fiándonos tan solo, de la palabra del Señor y de la dirección del Espíritu Santo.

La pesca, cuando el Señor indica el lugar y el momento, sin que importen las formas ni el sistema a utilizar, siempre será muy abundante.

 

 

Que la gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

Un comentario sobre “Mar Adentro.

  1. Muy agradecida de su publicación ha dado respuesta a una interrogante que tengo desde hace muchos años, pertenezco a una religión ya con muchos años en el evangelio, pero siempre se aprende, porque Él es, infinito y eterno.

    Ahora se algunos cambios que tengo que dar y prestar mas atención a la voz del Espíritu Santo y lo digo con lagrimas en mis ojos.

    Muchísimas gracias Pastor Sellés.

    Morelba

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