¿Que pasa con la juventud?

 

 

Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.   (Eclesiastés, 11:9)

Todos sabemos que la juventud es una época maravillosa, incluso podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que es la primavera de nuestra vida. Es cuando nuestro corazón florece y todo a nuestro alrededor nos parece tan hermoso, que las expectativas para alcanzar todo aquello que deseamos son infinitas. Es la época donde se nos permite disfrutar con total libertad de nuestra joven vida; de ahí la tan conocida y escuchada frase: ¡¡Son jóvenes, que disfruten ahora que pueden!!

Es el tiempo de reír, cantar y hacer todo lo que está al alcance de la mano. Pero también es el tiempo de preparar el futuro, porque la juventud como todo en la vida, también se acaba. (Eclesiastés, 1:4)

Ya que si la juventud es la primavera de la vida, y realmente es así, siempre se olvida (cuando se está en ella) que después de la primavera, llega el verano y a este le sigue el otoño, para darle paso al tan duro, ingrato y no deseado invierno.

Estaciones por las que todo ser humano debe transitar sin detenerse en ninguna de ellas, a lo largo de su vida, porque así lo estableció nuestro Creador, aunque recomienda el autor de Eclesiastés, a todos aquellos que se encuentren en la “primavera de su vida” que se acuerden de su Creador en ese tiempo, antes de que vengan días malos, es decir “El invierno de la vida”.

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.  (Eclesiastés, 12:1)

Como todos sabemos el libro de Eclesiastés, se le atribuye a Salomón, y a este se le considera como el hombre más sabio o uno de los más sabios que poblaron la Tierra, el mismo Señor le dio esa sabiduría, (2º Crónicas, 1:10-12) por lo tanto creo que sus consejos, y entre ellos el que acabamos de leer, se deberían de tener muy en cuenta.

Es pues, durante la juventud (como ya se ha mencionado unas líneas mas arriba) cuando se debe preparar el futuro, ya sea para bien o para mal; es el tiempo para ajustar las piezas de alma, el tiempo de decidir lo que vamos hacer con nuestra vida, a pesar de no tenerlo del todo muy claro.

Es el tiempo de prepararse convenientemente, para ser un buen profesional o un buen operario. Para ser un buen esposo o una buena esposa; para ser un buen padre o una buena madre; y finalmente, para poder llegar a afrontar con dignidad la vejez. Es el tiempo de entregarle la vida a Dios, para vivir una vida con propósito tal y como recomienda también el profeta Jeremías:

Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. (Lamentaciones, 3:27)

Aunque algunos alargan tanto la “primavera de su vida” que cuando llegan a darse cuenta ya están en el “invierno de ella” habiendo dejado pasar el tiempo, como si este no fuera a pedirles cuentas. Perdidos en sus pensamientos ignoran y no desean conocer la voluntad de Dios, cayendo muchos de ellos en una espiral de depravación de la que no saben o no pueden salir, al no haber tenido en cuenta a Dios, salpicando a sus propias familias de esa situación. (Romanos, 1:21-22)

Dejándose seducir, al sentirse fuertes y vigorosos, por deseos carnales, tal como denomina el apóstol Pablo a los pecados; (Rom. 13:13-14)   convencidos que cuando lo quisieran, podrían renunciar a ellos, pero dándose cuenta al intentar salir de la situación en la que se encontraban, que les era imposible, al estar nada menos que atrapados y esclavizados, por algo que en un principio creían poder vencer. Convirtiéndose de vencedores a vencidos; sin fuerzas, ni ganas de tener mas fuerzas, para encontrar una salida. Chicos y chicas (creados a imagen de Dios), atados, por la droga, el alcohol, el sexo, la violencia y cosas semejantes; en pocas palabras por el pecado. (2ª Pedro, 2:19)

Desdichadamente, en esta condición se encuentran muchos jóvenes, y otros ya no tan jóvenes, pero que también lo fueron, y que no prepararon su futuro con el Señor, un futuro de amor, paz, gozo y de dominio propio, para poder alcanzar la vida eterna, que ha preparado el Señor para todos aquellos que le aman.

Aunque aún hay esperanza, para todos los jóvenes, que han perdido la esperanza.

Porque un joven judío llamado Jesús, (de esto hace ya muchos años pero que aún sigue en vigor) hizo lo necesario para que pudieran salir de cualquier situación de dependencia o esclavitud, en la que se encontraran otros jóvenes, chicos y chicas, en cualquier parte del mundo. Él, que desde un principio se mantuvo sin ninguna mancha ni pecado, ( 2ª Cor. 5:21)  Dios lo puso como ejemplo para los jóvenes y para los que ya no lo son, permitiendo que solo creyendo en su nombre, (Rom. 10:13) la esperanza volviera a todos aquellos que la habían perdido, y no solo la esperanza, sino también la libertad. Liberándoles de cualquier atadura, dependencia o esclavitud, que a causa de sus pecados les mantenía en prisión de amargura. (Lucas 19:10)  

Para que una vez libres de toda atadura y de pecado, pudieran con total libertad, seguir los pasos de Aquel que les liberó, y proclamar que Jesús es el único Camino, para conseguir todo aquello que se pretendía conseguir por otros medios, que son condenados por el Señor y que solo llevan al dolor, y a la destrucción, de tantas jóvenes vidas. (Juan, 8:36)

Porque solo en Jesús, y no en las drogas, ni en el alcohol, ni en el sexo, ni en la vida fácil y regalada, se encuentra el Camino, para un futuro de esperanza y felicidad; y la Verdad, para una existencia íntegra y plena; y la Vida, tal como la concibió el mismo Dios desde el principio, para que el hombre, creado a su imagen y semejanza, rebosante de amor, conocimiento, justicia, santidad, verdad, además de sentimiento y voluntad, pudiera rechazar y vencer todo aquello (el pecado) que aleja de Dios a los mas jóvenes, y a los que ya no lo son, llevándoles a la destrucción y a la muerte.

Así que, tal vez, sería muy bueno, a los mas jóvenes me dirijo, y a los que sin serlo se sienten jóvenes, tuvieran en cuenta la siguiente reflexión:

¿Con qué limpiará el joven su camino?

Con guardar tu Palabra. (Salmos, 119:9)

Que el Dios Eterno, bendiga a todos aquellos que desde su juventud, han guardado su Palabra.

 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

2 comentarios sobre “¿Que pasa con la juventud?

  1. LO UNICO QUE PASA ES QUE LOS LLAMADOS JOVENES SON SOLAMENTE UN PEQUEñO REFLEJO DE NOSOTROS LOS PADRES.
    LO QUE EL HOMBRE SIEMBRA… ADEMAS, LA ESCALA DE VALORES QUE SE PRACTICAN, ES LO QUE SE TRAE DE CASA. NECESITAN NUESTRO MEJOR EJEMPLO, GUIA Y LO QUE CONTINUA… DEPENDE DE ELLOS. SON INTELIGENTES, HABILES, PUEDEN ESCOGER.

  2. ESE VERSÍCULO ( SALMO 119:9) ME MOSTRÓ MI PADRE CUANDO TENÍA UNOS 12-13 AÑOS Y LO HICE MI BANDERA HASTA DÍA DE HOY.. DOY GRACIAS A MI PADRE CELESTIAL POR GUARDARME Y AL TERRENAL POR GUIARME A ÉL

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