Sacrificio de Alabanza.

 

Me encontraba orando con un grupo de hermanos en la congregación a la que pertenezco,  cuando me vino a la mente la siguiente frase: Sacrificio de alabanza, así que tomando un poco de tiempo la anoté para que no se me olvidara y seguí orando. Como ya era tarde cuando terminamos el tiempo de oración, a la mañana siguiente busqué en  la epístola a los Hebreos que recientemente habíamos estudiado,   los siguientes versos para meditar en ellos: 

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios (Hebreos, 13:15-16)

Versos que hicieron preguntarme,  después de leerlos y releerlos, si había entendido el significado de ofrecerle a Dios, sacrificio de alabanza, a pesar de que en los versos transcritos  está (aparentemente)  la  respuesta, que no es ni más ni menos que esta: “Fruto de labios que confiesan su nombre”.  

Pero al no quedarme convencido del todo por entender que debía de haber más “sustancia  espiritual” en ellos, recurrí como a veces suelo hacer,  al diccionario de la Lengua Española  y encontré que el término “sacrificio” implica, entre otras cosas: Esfuerzo, acción o trabajo que una persona se impone a sí misma para  conseguir o merecer algo o para beneficiar a alguien. Y que la “alabanza” deber tender a la persona de Dios, porque agradecidos, lo enaltecemos  y glorificamos, más bien por lo que es, que  por lo que hace, que también.

Entendiendo, ahora sí, que ofrecerle sacrificio de alabanza a Dios, va más allá de cánticos o danzas;  porque de lo que se trata es de glorificarle y enaltecerle en todo tiempo, ya sea en la prueba, en la enfermedad  o en cualquier  adversidad, porque nos es muy difícil alabar a Dios en cualquiera de esas condiciones; la verdad es que nos cuesta,  y  a veces mucho,   de ahí que sea un sacrificio el hacerlo, porque es algo que debes imponerte a ti mismo.

Es  en  el Salmo 116   atribuido al rey David,  donde podemos encontrar la profunda gratitud del salmista hacia Dios al haberle rescatado de la muerte, probablemente (como señalan algunos eruditos) de una enfermedad, que va llevarle a ofrecerle a Dios el sacrificio que le agrada, el sacrificio de alabanza:  

Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días.
Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado.
Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma.
Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.
Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó.
Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.
Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, Y mis pies de resbalar.
Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera. Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. (1-11)

Agradecimiento que lleva al salmista a proclamar que va a ofrecerle a Dios,  por lo que hizo por él,  en el  mismo atrio de la casa de Jehová, en  Jerusalén, y delante del todo el pueblo, sacrificio de alabanza, sin importarle el qué dirán o lo que pudieran  pensar de él:

¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?
Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová.
Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.
Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.
Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; Tú has roto mis prisiones.
Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.
A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo,
En los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya. (12-19)

En verdad a menudo nos cuesta,   por el que dirán o   porque no es el lugar adecuado;  porque no es el momento o porque creemos que es más prudente o mejor,  alabar al Señor en privado que en público;  cuando David que además era rey,  se comprometió aunque le costara (se lo impuso a sí mismo)  a enaltecer  y glorificar a Dios  públicamente, además de cumplir  con todo lo que le  había prometido al Señor durante su adversidad. Es decir, que  le iba a ofrecer a Dios sacrificio de alabanza, porque sabía  que esto le agradaba a Dios, sin importarle el momento,  ni el lugar. 

Por lo tanto, si al rey  David no le importaba ni el momento, ni el lugar, ¿Me va importar a mí ofrecerle a  mi Dios,  sacrificio de alabanza, hacer el bien y ayudar a mis hermanos, además de cumplir con lo prometido a Dios?  De ninguna manera, porque…

Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tú vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
(Salmo, 23)

 

 Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

3 comentarios sobre “Sacrificio de Alabanza.

  1. Espero que se encuentre bien a pesar de todas las dificultades que a
    todos nos están afectando.
    Gracias por las meditaciones que me envía. Me encantó la de Sacrificio
    de Alabanza.
    Yo me mantengo enfocada en mi matrimonio y ministerio de alabanza
    tratando de ofrecer sacrificio de alabanza a Dios en todo lugar, en
    todo momento.
    Dios lo bendiga a ud., a su familia y a su congregación.

  2. Que buen articulo hermano y valido para estos tiempos , por eso siempre alabar a Dios en todo tiempo.. un gran saludo DIOS les siga bendiciendo.
    Israel

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