Zarandeados como Trigo.

 

 

Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.
Y Él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
(San Lucas, 22:31-34)

Obtiene Satanás, en ocasiones, permiso de Dios, para zarandear a los creyentes. El caso mas conocido por todos, es el del paciente Job. (Job, 1: 6-12)

Porque él, (Satanás) sabe o cree saber, que es muy fácil creer en Dios y seguir a Jesucristo, cuando todo nos va bien, pero que cuando no es así, nos cuesta mucho creer a Dios y mas aún seguir las enseñanzas de Jesucristo. Y desea mostrarle “la realidad” a Dios, pidiéndole permiso para atribularnos (hacernos daño) hasta conseguirlo. (Job, 2:1-6)

Porque lo que intenta Satanás, al meternos mano, es que flaquee nuestra fe en los momentos de dificultad, intentando que nos apartemos de Dios y le neguemos, como lo intentó con los primeros discípulos de Jesucristo; los cuales nunca se hubieran imaginado, que su maestro, el que hizo tantos milagros, el que caminó sobre las aguas, el que sanó enfermos, el que resucitó muertos, el que sacó demonios, el que tapó la boca con su sabiduría, a sacerdotes, escribas y fariseos; pudiera acabar crucificado como un vulgar delincuente.

Aprovechando Satanás, ese momento; el momento en que Cristo era cuestionado y acusado por tanta gente; sorprendiendo y asustando a esos hombres (sus discípulos) abrumados por lo que estaba aconteciendo, a pesar que habían convivido con Jesús y haber visto algunos de ellos su Gloria.

Porque precisamente los principales y más duros ataques van dirigidos hacia las personas, sobre los cuales el Señor ha puesto sus ojos; (2ª Timo. 3:12) y quieren agradarle. Teniendo como ejemplo a Pedro al que le dio el Señor las llaves del Reino de los cielos. (San Mateo, 16:19)

En ningún momento se le negó la petición a Satanás, al menos en estos dos casos, Job y Pedro. Lo que sí hizo Jesús, al conocer la petición de Satanás fue orar por Pedro para que su fe no faltase. Jesús oró y a pesar de ser fuertemente zarandeados, no les faltó la fe.

El resultado de la oración de Jesús por Pedro, fue primeramente arrepentimiento por haber negado cobardemente a Jesús, a pesar de haber maldecido y jurado que no le conocía, (San Mateo, 26:69-75)   para después recibir la plenitud del Espíritu y testificar con valentía y poder del que anteriormente había negado. (Hechos, 2:14)

De ahí la importancia de cubrirnos en oración, unos a otros. Para que en caso de ser zarandeados violentamente, y no tener fuertes y profundas raíces espirituales, no lleguemos a “secarnos”, muriendo espiritualmente. (San Mateo, 13:20-21)   Porque “zarandear” según el diccionario, es: Mover una cosa de un lado a otro con rapidez y energía, sosteniéndola colgando.

Y puede que también ahora, Satanás haya pedido zarandearnos a alguno de nosotros, como a trigo. Zarandear y no arrancar, es el sistema que utiliza Satanás para conseguir sutilmente sus fines, al quedar posiblemente maltrechos, incluso desarraigados espiritualmente, y con muchas dudas y temores; haciéndonos tambalear ante situaciones muy dolorosas e inesperadas que pueden llegar a desbordarnos. Situaciones que nunca nos habíamos planteado ni imaginado que nos pudieran ocurrir. Dudas y temores que pueden conducirnos a olvidar poco a poco, algunas de las promesas del Señor. (San Lucas, 10:19-20)

Aunque también debemos tener en cuenta, que no todo lo malo que nos ocurra se deba a Satanás. Estamos en la carne y a nuestro pesar, nos ocurrirán cosas que no deseamos.

Incluso en ocasiones, debido a cabezonerías, errores propios y comportamientos incorrectos delante de Dios, (motivos a tener en cuenta) nos deslizamos y culpamos de lo que nos ocurre al mismo Satanás, aludiendo así nuestra responsabilidad y sin posibilidad de recibir perdón, al cargarle nuestra culpa “al otro”. (Gal. 6:7-8)

La cuestión, es que como discípulos de Jesucristo, como hijos de Dios que somos; podemos ser zarandeados por el acusador de los hermanos cuando menos lo esperemos, intentando de esa manera, que falte nuestra fe, para poder acusarnos delante del Padre.

Cosa que será imposible que consiga si permanecemos en Cristo, al estar este continuamente intercediendo delante del Padre, por cada uno de nosotros, (Romanos, 8:33-34)  (Hebreos, 7:25) y nos cubramos en oración, unos a otros, tal y como lo dejan muy claro las Sagradas Escrituras. (Santiago, 5:16)   (1ª Tesa. 5:17)

Teniendo además en cuenta, que:

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.  
(Romanos, 8:37-39)

 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

Un comentario sobre “Zarandeados como Trigo.

  1. Muy buenos artículos. Cristianismo puro y bíblico. Muchas gracias. Siga siendo canal del Espíritu Santo en medio de una iglesia que a menudo tambalea por el acoso del humanismo y la manera de pensar del mundo. Saludos fraternos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.