Aprender, recibir, oír y ver.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses, 4:9)

Recomienda, el apóstol Pablo a los filipenses, como referente que había sido para ellos, a no olvidar lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en él.

Porque, como aprender, es la capacidad de adquirir conocimiento, al recibir los filipenses con agrado lo que san Pablo les comunicó sobre el evangelio del Reino, y habiendo prestado la debida atención a sus enseñanzas, en cuanto la obra de Dios, además de haber visto su proceder como apóstol de Jesucristo, les insta a no ser olvidadizos en todo lo aprendido, recibido, oído y visto en él, para que el Dios de paz estuviera con ellos.

Y como la Biblia es la palabra inspirada de Dios, tal vez, deberíamos recordar la recomendación que el apóstol Pablo hizo a los filipenses, para aplicárnosla; porque nosotros sin ser filipenses, somos tan olvidadizos como ellos. Y como ellos, hemos aprendido de personas enviadas por el Señor para nuestra salvación, edificación y crecimiento en Cristo Jesús.

Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. (Hebreos, 13:7)

Por lo que, si permanecemos en la Palabra (san Pablo apunta a ello) no siendo oidores olvidadizos, sino hacedores de ella, bienaventurado será el que lo haga.

No se contenten sólo con escuchar La Palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.  (Santiago, 1:22 NVI)

¿Podrías pensar en ello?

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