Almas Encarceladas

 

 

El bien más preciado para el ser humano, aparte del de la vida, es el de la libertad.

Y como existen varios tipos de libertad, sirvan como botón de muestra, las siguientes:

Libertad de expresión, porque todo ser humano tiene derecho a expresarse libremente.
Libertad de opinión, ya que tenemos derecho a dar nuestra opinión, sea cual sea nuestro criterio.
Libertad de culto, porque cada individuo tiene derecho a elegir y defender sus creencias religiosas.
Libertad de elección, porque cada individuo tiene derecho a elegir lo que bien le parezca.
Libertad de decisión, ya que cada persona es responsable de lo que haga o deje de hacer.

Libertades fundamentales que se han tratado de arrebatar a todos aquellos que habiendo conocido y aceptado a Jesús, como su Salvador y Señor, las han querido ejercer sin ningún tipo de cortapisas, ni coacciones.

Pero que debido a ello, en muchas ocasiones se han visto privados de otra de las libertades, la de circulación o movimiento; en pocas palabras, fueron a parar a la cárcel por dar a conocer en quien y porqué habían creído.

Tenemos algunos casos documentados en las Sagradas Escrituras:

Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.
Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados. Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.
  (Hechos, 5:14-18)

En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.
Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. 
(Hechos, 12:1-4)

Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. (Hechos, 16:19-23)

Medidas estas, que de poco sirvieron a los que las tomaron, porque el Señor estando al tanto de lo que acontecía las dejó sin efecto, al dar la libertad milagrosamente, a los que estando presos, se sentían seguros y libres en Él. (Juan 16:33)

Pero existe una cárcel o prisión de la que no se suele habitualmente hablar, y parece ser que de ella, es muy difícil salir. Me refiero a la cárcel del alma. Cárcel que el rey David por un tiempo conoció:

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre…..(Salmos, 142:7)

Cárcel de la que muchos de los que están en ella, sólo se dan cuenta de su cautiverio, al no poder, como solían hacer, alabar el nombre de Dios.

Situación creada a través de miedos reales o imaginarios, que por su incertidumbre, pueden llegar a atenazar el alma, hasta encarcelarla.

Es en este tipo de cárceles, cuando no sólo se debe recurrir a la ayuda del Señor; nuestra colaboración también es necesaria para ser libres. Porque no es lo mismo estar preso físicamente y tener el alma libre, como lo estuvieron algunos de los apóstoles más arriba mencionados, que tener el alma presa y el cuerpo libre, ya que, los barrotes de la cárcel del alma son espirituales. (2º Tim 2:8-9)

Y como espirituales (los barrotes) debemos recurrir a remedios espirituales para librarnos de ellos. En primer lugar, debemos tener en cuenta que, si fuimos liberados por el Señor, de la esclavitud del pecado, (como se supone) realmente deberíamos estar libres de toda duda e incertidumbre, que es lo que lleva a la ansiedad y esta arrastra el alma a la cárcel.

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.   (Juan, 8:36)

Libertad que implica dejarse guiar y enseñar por el Señor (permanecer en su Palabra) y que para ello se necesita un expreso ejercicio de voluntad. Voluntad, la nuestra, que debe colaborar activamente sujetándose en todo y sobre todo a la Palabra de Dios.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.  (Juan 8:31-32

Entendiendo además que, como no tenemos lucha exclusivamente, con personas como nosotros, sino contra huestes espirituales de maldad y que estas intentan de todas las maneras posibles acallar la voz de los hijos de Dios, se sirven a menudo de enfermedades o problemas de cualquier tipo, para angustiarnos y hacernos creer que no existe solución para nuestra dolencia o problema; o para cualquier otra circunstancia en la que nos encontremos. Y que al creerles y olvidar (lo que el Señor sobre este tema dejó dicho) conducen una a una, muchas almas a la cárcel, para cortar toda relación posible con el Señor. Porque cuando el alma de un creyente está presa, la palabra también está presa.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.(Juan 10:10)

Y esto es así, porque al que más le interesa que nuestras almas estén en prisión, es a nuestro adversario el diablo, ya que manteniéndonos en la cárcel como lugar seguro, no podemos relacionarnos con Dios y menos con nuestros semejantes, en el sentido que si no podemos alabar a Dios como sería nuestros deseo, difícilmente podremos testificar y dar a conocer su Nombre, para que el mundo crea. (Hechos, 5:42)

Por lo tanto, en caso de tener nuestra alma en la cárcel, al igual que la tuvo el rey David, debemos necesariamente por la situación en que nos encontramos, recurrir a lo que él recurrió para poder salir de esa nefasta prisión; esforzándonos al máximo (como el rey David) hasta poder sacar (con la ayuda del Espíritu Santo) nuestra alma del letargo en que está inmersa y reconducirla a poder alabar y bendecir al Señor y a no olvidar ninguno de los beneficios por Él concedidos:

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia. (Salmos, 103:1-6)

Porque lo más importante para poder ser y mantenerse libres en Jesucristo, es no olvidar nunca que, si murió en la cruz por nosotros ¿no nos va dar con Él, todas las cosas? (Rom. 8:32)

Así que hermanos míos, no erréis, (Que es lo nos dice, Santiago en su epístola universal) Para que tengamos en cuenta que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. (Lucas, 18:27)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

8 comentarios sobre “Almas Encarceladas

  1. Pues si, empezar humillandonos delante de Dios, y reconocer que hay cosas, que nos pueden estar robando nuestra posición en Él. Gracias por el artículo.

  2. Es impresionante como crecía el numero de lo que creían Pedro predicó un mensaje y creyeron tres mil hoy hay que predicar tres mil mensajes para que se convierta uno. Muy buena la refleccion. Bendiciones.

  3. Gracias mí hermano x enviarme el estudio. (Almas Encarcelada) y cuando lo estuve leyendo el Señor me mostró algunos hermanos de la congregación que fueron idolatras

  4. Buenos días
    La paz sobre sus vidas.
    Muy interesante e instructiva la Palabra de Dios.
    Todavía muchos viven y experimentan el tener sus almas encarceladas, pero hay respuesta solo confiando en la Palabra y con la ayuda del Espíritu Santo se logra ir hacia adelante.
    En todos los tiempos bíblicos muchos lo experimentaron pero Dios siempre les dio la salida porque creyeron y no desmayaron.

  5. La depresión es un tipo de cárcel del alma; por eso cuesta tanto liberarse de ella. De ahí que con la ayuda del Espíritu Santo debemos esforzarnos, aunque no tengamos ganas de hacerlo, de clamar a Dios con todas nuestras fuerzas para salir de ella. Gracias por el artículo.

  6. Me parece MARAVILLOSO este artículo y me contesta muchas dudas e interrogantes. MUCHAS GRACIAS PASTOR!!!
    BENDICIONES PARA TI, FAMILIA Y CONGREGACIÓN!!
    LOS QUIERO!!

  7. Muchas gracias Pastor, me enseña y aclara dudas sobre nuestra vida para el Señor, y cosas que ocurren en nuestro mundo. Como siempre explicativa la palabra que Dios ha puesto en ti, para nosotros.BENDICIONES PARA TI, FAMILIA Y CONGREGACIÓN!!
    LOS QUIERO!!!

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