Conocimiento de Dios

 

 

Todos conocemos el verso de la Biblia que nos dice que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová (Prov. 1:7) pero es posible, que no todos conozcamos el significado de la palabra SABIDURÍA, aunque la utilicemos muchas veces ya sea hablada o escrita.

Según el diccionario de la lengua, SABIDURÍA significa tener CONOCIMIENTO PROFUNDO. El conocimiento, es la acción y el efecto de conocer. Conocer es averiguar por medio de las facultades intelectuales, la naturaleza y cualidad de las cosas; o tener trato o comunicación muy estrecha con alguien.

Por lo expuesto, se puede deducir, que se habla de dos tipos de conocimiento; el primero de ellos, es para obtener información a través de nuestro intelecto de las cosas que ya son, o pueden llegar a ser, para utilizarlas según el criterio del poseedor del conocimiento.

El segundo tipo, es muy distinto, se obtiene el conocimiento porque alguien nos comunica o revela la información que deseamos obtener, sin ningún tipo de esfuerzo intelectual por nuestra parte, sino por el trato y la relación con el poseedor de dicho conocimiento.

Cuando Dios, nuestro Señor, creó al hombre, lo creó con CONOCIMIENTO PLENO, JUSTICIA, SANTIDAD, VERDAD, RACIONALIDAD, SENTIMIENTO, VOLUNTAD, etc., a la imagen de Dios fue creado, con CONOCIMIENTO PROFUNDO por la relación con su creador.

Al caer el hombre, la relación que tan estrechamente le unía al Señor, se quebró, perdiendo el CONOCIMIENTO PROFUNDO, teniendo que agudizar su intelecto para sobrevivir en un mundo que le era hostil. Reflejándose con claridad los dos tipos de conocimiento aludidos. El uno antes de la caída, el otro, inmediatamente después.

Al paso de los años, Dios se muestra de nuevo a los hombres, aunque El nunca los dejara de su mano. El Señor quiso elegir a Israel como su pueblo, como nación santa. El eterno restableció de nuevo su relación con los hombres y para ello les dio unas normas; leyes, que les ayudaran en esa nueva relación y en el conocimiento de Él.

Se estudiaban, analizaban, comparaban y discutían, todas y cada una de esas leyes y ordenanzas; conocían toda la ley, pero seguían sin conocer a Dios. Aplicaron su intelecto para interpretar la ley de Dios, sin permitir que el Señor abriera sus mentes revelándoles la ley, por medio de su relación con Él.

Solamente un reducido número de personas obtuvo el CONOCIMIENTO PROFUNDO, los profetas; estos optaron por la revelación de Dios antes que por la información que podrían obtener a través de su interpretación de la ley.

En Oseas, 4:6,   el Señor dice: MI PUEBLO FUE DESTRUIDO PORQUE LE FALTÓ CONOCIMIENTO, en Isaías, 5:13, también se menciona algo similar: MI PUEBLO FUE LLEVADO CAUTIVO, PORQUE LE FALTÓ CONOCIMIENTO. Tenían conocimiento de la ley, pero les faltó el conocimiento de Dios, en Rom. 2:17-20, la conclusión es que la falta de conocimiento -revelación de Dios- destruye o esclaviza

En la actualidad aún nos encontramos con la misma situación, aplicamos las verdades de Dios a nuestra propias verdades. Tenemos cautivos el conocimiento de Dios y lo liberamos a través de nuestro intelecto, empequeñeciéndolo y esclavizando a multitudes. En  Lucas 11:52,  Jesús lo dejó muy claro.

Raro es no encontrar al final de un artículo en cualquier revista de corte evangélica, el nombre del autor, acompañado de su titulación académica «espiritual» como: Doctor o Licenciado en Teología, profesor de Divinidades, etc.

Lo mismo ocurre con los libros que solemos leer, en las contraportadas siempre se encuentra la foto de un caballero muy sonriente, agradeciéndole a su esposa e hijos y a un montón de colaboradores, el haber podido escribir el libro, fruto de su experiencia y de sus estudios.

Esos libros nos enseñan: como prosperar, crecer espiritualmente, evangelizar, predicar, testificar, como leer la Biblia, a recaudar fondos, a perdonar, a amar, a liberar, a atar y desatar, etc. Muchos de estos artículos y libros, muy poco o nada tienen que ver con el conocimiento que proviene de Dios, ya que pueden ser utilizados para dividir y para rechazar a los que no piensan igual que sus autores, esclavizando a multitudes por carecer de conocimiento.

Si Jesús vino a liberar a los cautivos y restablecer nuestra relación con Dios, ¿cómo es posible que después de esa libertad tan grande y gloriosa, caigamos de nuevo en la esclavitud de las doctrinas y mandamientos de hombres? Simplemente, porque queriendo entender la mente de Dios -sus pensamientos- a través de nuestros razonamientos, caemos en el error. (Rom. 11:33-34)  Aplicando nuestros puntos de vista y criterios, a lo que nos ha sido revelado por el Señor, anteponiendo nuestros pensamientos a sus pensamientos.

Todos conocemos la historia de Israel, su esplendor cuando escucharon la voz de Dios, y su humillación cuando dejaron de escucharle; profesando ser sabios se hicieron necios. (Rom. 10:1-3)

Así que cuando lleguemos a tener el CONOCIMIENTO que procede de Dios, desecharemos nuestro propio conocimiento.

El conocimiento que libera y enriquece, es aquel que obtenemos por medio de nuestra relación con Cristo; el que se adquiere por la total dependencia de nuestro Señor Jesucristo. (Hechos, 4:13)

Pablo desechó como basura todo su conocimiento, para obtener el CONOCIMIENTO DE CRISTO. (Filip. 3:7-8)

Tanto Pablo como Pedro, oraron para que fuésemos llenos del CONOCIMIENTO DE DIOS. (Col. 1: 9-10)   (2ª Pedro, 1:2,  3:18)  Ellos sabían la importancia de esa plenitud.

Teniendo la mente de Cristo, obtendremos el CONOCIMIENTO de Él.

Teniendo el CONOCIMIENTO de Cristo, seremos libres en Él.

Siendo libres en Cristo, fluirá en nosotros, el CONOCIMIENTO PLENO, la JUSTICIA, la SANTIDAD y la VERDAD.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (Efesios,  4: 11 – 16)

 

La Gloria, la Honra y el Poder, sean siempre para nuestro Señor Jesucristo, Amen.

 

 

5 comentarios sobre “Conocimiento de Dios

  1. Estoy aprendiendo a ser una cristiana ejemplar, su articulo me ayudó mucho para mi tarea de este día, gracias a Dios que me permitio encontrar su articulo y a usted por tomarse el tiempo. Dios lo Bendiga. Saludos desde El Paso, Texas.

  2. Hola, me ha parecido muy interesante, me sirvió los que van dirigiendo o encabezando un grupo; si no tienen conocimiento pecan y hacen pecar la iglesia. Hoy en día se ve mucho esto dirigen conforme a sus propios intereses yo soy chilena y aquí se ve mucha corrupción. Chao.

  3. Estimado pastor, hemos leído juntos este artículo y nos ha gustado muchísimo. Que Dios continúe su obra en ti, y te bendiga grandemente.

  4. Ahora ya sabemos qué debemos pedir al padre, que nos de Conocimiento suyo para obrar correctamente. Pues cuan importante es haced su Voluntad y no la nuestra (aunque nos cueste).
    Bendiciones

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