El servirse de Dios.

 

 

 

Durante el largo confinamiento  que hemos tenido en nuestro país, debido al fatídico Covid-19, tuvimos la oportunidad  de aprovechar ese largo periodo de   tiempo, para estudiar y meditar en La Palabra de Dios. Así  que al leer y meditar en el  sapiencial libro de Job,  recordé algo  que nos aconteció tiempo atrás  y que a continuación comparto:

Nos invitaron, hace años, a  congregarnos  en una casa para estudiar y compartir  la Palabra de  Dios;  solía asistir de cuando en cuando,  un familiar del matrimonio que nos invitó.  Alegaba esta persona cuando venía, que era muy fácil para nosotros creer en Dios, ya que teníamos trabajo y podíamos aportar a nuestro hogar lo necesario para que no hubiera ninguna necesidad, pero que para él que no tenía trabajo, le era muy difícil creer. Dándonos a entender que si servíamos a Dios era por interés.  Así que pusimos esta situación en manos de Dios para que el Señor le concediera un trabajo.  No supimos nada más de él, dejó de venir. Al tiempo y por casualidad, pasé cerca de un edificio en construcción y lo vi  allí trabajando, pues era albañil; así que  me acerqué y delante de sus compañeros de trabajo, le pregunté si ahora que tenía trabajo, podría creer en Dios. No me contestó y siguió trabajando. Ya no supe más de él.

Como al principio he mencionado,  al comenzar a leer   el  libro de Job y encontrarme  con la detallada  conversación que tuvo Jehová Dios con Satanás, me vino a la memoria lo que les acabo de relatar;  porque  a través de la plática  que mantuvieron ambos, se puede dilucidar que Satanás de manera taimada (retorcida) le dice al Señor que la rectitud e integridad de Job  era interesada, que se debía,  no a que  le amase, (Mateo, 22:37)  sino a que  sacaba beneficio de esa relación, es decir,  Job se servía  de Dios para prosperar:

Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. (Job, 1:6-12)

Le dice el Señor a Satanás (como acabamos de leer)  que haga con Job  lo que quiera, para que se convenza de que no es así, que Job,  no le sirve por interés, aunque le pone un límite, que más adelanté se verá: Que no toque su vida.

Debido a esto le sobrevienen a Job, todos los males habidos y por haber. Pierde todos sus bienes materiales, incluso mueren sus hijos. (Job, 1:13-19)  Cosa muy dura esta. Y ni por esas reniega de Dios:

Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.  En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno. (Job, 1:20-22)

 No conforme con esto Satanás, obtiene el permiso de Dios para herir a Job con una sarna maligna, a lo que su esposa se asombra de que aún retenga su integridad y le dice: Maldice a Dios y muérete. A lo que Job le responde ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos? (Job, 2: 1-10)

Entendiendo  por lo expuesto,  que hay una diferencia muy grande entre  servir al Señor y servirse de Él.  Porque servir a Dios, que significa trabajar (a tiempo y a destiempo) para Dios, es llevar a cabo todo lo que Él ha establecido en su Palabra   sin esperar nada a cambio, en cuanto  lo referido  a bienes materiales. Servirse de Dios, significa utilizar a Dios para beneficio propio,  (en cuanto a bienes naturales) que es de lo que acusaba Satanás a Job.

Job servía (prestaba servicio) al Señor, como lo hacen tantos hombres y mujeres en la actualidad,  al igual que  lo hicieron otros a lo largo de la historia;   no se servía de Él,  aunque Satanás le acusara de ello, porque a pesar de que se quejara a Dios  (no de Dios) por  lo que le aconteció, pudo afirmar: Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí. (Job, 19:25-27)

Es decir que Job, nunca se apartó del Señor. Sufrió pero no se apartó. Servía al Señor.

La enseñanza, que podemos extraer (en mi opinión) de lo acontecido a Job, es que las bendiciones que se reciben al servir al Señor,  no son las mismas que se reciben al servirse del Señor, si es que se pudiera. Porque, más bien, el que da prosperidad, gloria  y riquezas terrenales, no es precisamente el Señor, si no, su adversario el diablo, si es que se cumplen con todas  y cada una de sus condiciones, tal  y como  le  propuso al Señor Jesús:  Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.  (Mateo, 4:8-9) 

Las bendiciones de Dios son eternas (Juan 12:26) y las otras son temporales y condicionales. (Hebreos, 11:24-25)  Porque servir, que,   como está escrito, es prestarle servicio a Dios:   “al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás” (Mateo, 4:10)  no es lo mismo que servirse de Dios, ya que, como también está escrito: Buscar la propia gloria, no es gloria. (Prov. 25:27)  Que  que precisamente lo que se busca al intentar servirse de Dios,  la propia gloria, sin importar el precio a pagar.

Así que vale la pena aplicarnos lo dicho por el profeta Habacuc para nuestro bien: Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. (Habacuc, 3:17-19)

El que piense estar firme, mire que no caiga.

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

3 comentarios sobre “El servirse de Dios.

  1. Muy buena meditación y me hace reflexionar en lo siguiente: ¿Estoy sirviendo a Dios con la motivación correcta? Verdaderamente la palabra de Dios nos reprende. Gracias.
    Dios le bendiga.
    Que le ayude a seguir escribiendo de esa manera.

  2. Así es hno. buenos días, muchos quisieran tener a Dios para servirse de el y no es su deseo servirle, cuando acontece algo parecido a Job (le pasa un pequeño tropiezo) ya están renegando y preguntando donde está Dios.
    Creer en El y servirle es en todo lugar y tiempo (en lo bueno y en lo malo) a veces se alcanzan más personas en el tiempo malo porque ven que seguimos firmes en la fe (no maldecimos ni cambiamos nuestra actitud)
    Como dice Pablo en filipenses 4: 12 y 13 y afirmando las palabras de Job que por supuesto es palabra de Dios.
    Que la gloria sea para El

  3. Pastor, gracias por esta reflexión. En mis tiempos he meditado en esto mismo. Concuerdo con lo que el Señor le ha permitido entender de su palabra.
    Bendiciones
    Iglesia Principio y Fin, La Lisa, Cuba

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.