En la Presencia del Señor

 

 

 

Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. (1ª Reyes, 17:1)

Es posible que algunos de nosotros pensemos que esa situación (estar en la presencia del Señor) está destinada o guardada para algunos “privilegiados”, y cuando me refiero a privilegiados quiero decir a todos aquellos que respiran santidad por todos sus poros.

Tampoco nos atreveríamos a afirmar ni en sueños, que pudiéramos estar en la presencia del Señor, porque ni somos profetas, como lo fueron Elías o Eliseo, ni creemos que podamos llegar alguna vez a conseguirlo; y que en caso de creerlo (ya que es posible) se nos tacharía de soberbios, arrogantes y algunas cosas más.

Lo máximo que nos atrevemos a decir ¡pero solo cuando alguien ha fallecido! es: “nuestro hermano ya está en la presencia del Señor”, porque de esto si que estamos seguros

Pero según las escrituras no es necesario tener que morir para estar en la presencia del Señor, ya que ellas nos muestran diversos personajes que lo aseguraban, hombres iguales a nosotros, que sabían muy bien lo que significaba estar en su presencia. (Hechos, 10:33-34)

Porque, la definición de presencia según el Diccionario de la Lengua Española, es: Asistencia personal, o estado de la persona que se halla delante de otra u otras, en el mismo sitio que ellos.

Que traducido al lenguaje coloquial, no significa necesariamente que tengamos que elevarnos hasta el tercer cielo para estar en la presencia de Dios, sino que el Señor desciende hasta encontrarse con nosotros en el mismo lugar donde nos hallemos. Tal y como le ocurrió a Moisés:

Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tu me dices a mí: Saca este pueblo; y tu no me has declarado a quien enviarás conmigo. Sin embargo, tu dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.
Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; mira que esta gente es pueblo tuyo.
Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
(Éxodo, 33:12-15)

Hecha esta puntualización se puede llegar a comprender el porqué hizo el profeta Elías esa afirmación. Él tenía motivos para saber lo que se decía, porque sabía a quien había creído y a quien servía. (1ª Reyes, 18:36)

La verdad es que llegamos tanto a idealizar y espiritualizar nuestros pensamientos y opiniones, que llegamos a creer que debemos entrar en una especie de trance para poder estar en la presencia del Señor, llegando a perder de vista la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo. Obra que nos hace posible el acceso al Padre.

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos, 10:19-22)

Por lo tanto, todos aquellos que hemos sido salvados y redimidos por Jesucristo, estamos en la presencia de Jehová; ahora bien, muchos alegarán que no son o no se sienten dignos, pero yo creo que gracias a la sangre de Jesús, no son menos dignos que esos grandes personajes bíblicos, anteriormente mencionados. (Santiago, 5:17)

Porque si nos fijamos bien, veremos que algunos de aquellos hombres que estaban en la presencia de Jehová, según la Biblia, a lo largo de su vida y en alguna parte de ella, se comportaron de manera indebida, personajes como: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, etc., y no por ello dejaron de estar en la presencia del Señor, aunque el Señor no les dejó sin la corrección adecuada. (Salmos, 51:10-12)

Aunque también nos muestra la Biblia a algunos que al haber pecado contra Dios, creyeron que escondiéndose de su presencia podrían escapar a su castigo. (Génesis, 3:8-10) O como Jonás, que pensaba que poniendo tierra por medio también podría huir de la presencia del Señor. (Jonás, 1:3-10)

Cuando el mismo rey David declara:

¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tu; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí,  allí tú estás. (Salmos, 139:7-8)

Porque el estar en la presencia del Señor no significa que no vayamos a cometer errores, (aunque hay que intentarlo) ni que nunca le fallemos; sino que en caso de cometerlos, aceptemos de buen grado la disciplina del Señor. Sabiendo que el Señor a quien ama, además de disciplinar, reprende. (Hebreos, 12:4-6)

Posiblemente aún estemos un poco confundidos y nos parezca que no es tan simple estar en la presencia del Señor, pero debemos comprender que al haber sido hechos hijos de Dios, como familiares directos de él, podemos acogernos al derecho que tenemos como hijos, de disfrutar todo lo que nuestro Padre posee, incluso de su presencia; y sin olvidar que también tenemos (como hijos) la obligación de honrarle, obedeciéndole y comportándonos como a Él le agrada. A la vez que él como Padre, tiene el derecho de amonestarnos y corregirnos cuando fuere necesario, y la obligación cuidar de nosotros y proveer para nuestras necesidades.

Entendiendo además que estar en la presencia de Dios, implica: Pedirle consejo antes de emprender cualquier actividad. Tener la seguridad de que nos va a cuidar y proteger. Buscar su dirección cuando no sabemos que hacer. Comprender y ver, lo que antes ni comprendíamos ni veíamos. Oír su palabra y aprender de Él. Atreverse a usar la autoridad que como hijos suyos tenemos. Proclamar su Palabra sin ningún tipo de temor. Y esperar que no hable y nos dirija en todo; y tal vez alguna que otra cosita mas. ¿Verdad?

En definitiva, estar en la presencia del Señor, significa, además de obedecer y hacer su voluntad, confiar plenamente en el Señor y vivir con naturalidad nuestra fe.

Porque de lo que se trata es, que con los pies en la tierra, el corazón en el cielo y la mente en Cristo y en su Palabra, nunca olvidemos ni dudemos, que estamos en su presencia.

……En tu presencia hay plenitud de gozo….. (Salmos, 16:11)

 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

3 comentarios sobre “En la Presencia del Señor

  1. Y cuanta gratitud deberíamos mostrar por este privilegio.
    Gracias por mantener viva la llama de su palabra y encender la luz para guiarnos a todos.
    Que nuestro Señor te bendiga a tí y a tu familia.
    Un abrazo!

  2. Verdaderamente, no había caido hasta ahora que estoy en la presencia del Señor y que puedo con su ayuda, que mi vida sea un bendición para otros. Y hacer frente a situaciones que antes no me atrevía, al estar en su presencia.

  3. Gloria a Dios por esa reflexion tan inspirada.
    Todos los cristianos, aun pecando, estamos en su presencia.
    Gracias Señor por tu amor y misericordia que nos ha permitido, a traves del sacrificio perfecto, acceder al propio lugar santisimo, y habitar siempre a tu lado Padre.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.