La Sabiduría

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.  (Santiago. 1:5-7) 

Durante una campaña evangelística en un país Sudamericano, una señora se me acercó llevando a un niño de unos nueve o diez años de la mano, era su hijo y me pedía oración para él, y al preguntarle por el motivo de la oración, quedé sorprendido al decirme: Para que reciba sabiduría e inteligencia.

Hasta esa fecha nadie me había pedido que orase por algo semejante.

Hace una par de semanas recordé este hecho y oramos por nuestros niños, por los niños que tomados de la mano llevamos cada domingo “a la reunión”, incluso por los que ya no necesitan que se les tome de la mano.

Porque nos dimos cuenta, meditando en La Palabra de Dios, y no solo en los versos del principio de este artículo, que el Señor además de la salvación, da sabiduría e inteligencia, a todos los que se lo pidan:

Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios.  Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.    (Prov. 2:3-7) 

Incluso en ocasiones sin pedírselo la da, sobre todo cuando se requiera una capacidad especial para llevar a cabo lo dispuesto por Él, y no solo en lo espiritual, sino en lo artesanal y creativo; o en cualquier otra actividad cultural o científica, porque el Señor es el que está detrás (Daniel, 2:21)  de todo lo que el hombre ha conseguido y conseguirá en todos esos campos.

Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa.
Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y los ha llenado de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño.
( Éxodo, 35:30-35) 

Así que siguiendo en la misma línea, encontramos a un joven que al heredar un reino, se encontró a si mismo incapaz de gobernarlo con justicia y equidad, si no conseguía obtener para ello, la sabiduría necesaria. Sabiduría que pidió al que es el dador de la misma y se le fue dada:

Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé.
Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.
Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre, porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?  Y dijo Dios a Salomón: por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.
(2 Crón. 1:7-12)  

Al igual que podemos ver que la sabiduría (espíritu de sabiduría) que el Señor ha depositado en cualquier persona escogida por él para realizar su propósito, puede ser transferida a otra llegado el momento de Dios. (Deut. 34:9)

Así que sin olvidar que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová, según su Palabra ( Salmos, 111:10) (Prov. 1:7, 9:10) deberíamos atrevernos en caso de necesitar sabiduría, (si es que lo aquí expuesto nos ha hecho reflexionar) pedírsela Dios, porque según leemos en la epístola de Santiago, el Señor la da a todos los que se lo pidan, en abundancia y sin ningún reproche.

Pero con una única e innegociable condición: Pedirla con fe, ya que de no ser así, nada se conseguirá del Señor. (Hebreos, 11:6)  

Por lo tanto, seguiremos Insistiendo (más bien recomendando) que debemos pedirle a Nuestro Señor que nos supla de todo aquello de lo que carecemos; pero sobre todo sabiduría, debido a que obteniéndola llegaremos a tener un real y perfecto conocimiento de Él y de lo que ha dispuesto para los suyos.

Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza. (Efesios,  1:15-19) 

Y para terminar seguir recordándoles a los que dudan, que la sabiduría y el poder, así como el consejo y la inteligencia, pertenecen a nuestro Dios; por lo tanto, a quien quiera, se lo puede dar. (Job, 12:13)  

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

3 comentarios sobre “La Sabiduría

  1. Gracias amado hermano, por su visita y compartir con nosotros la palabra que Dios le dio para darnos, ha sido para consuelo y fortaleza de nuestras vidas y el ministerio. Le amamos y muchas gracias también por enviarnos los artículos de las revelaciones que Dios le da.

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