Proveyendo para los de casa.

 

 

Una de las recomendaciones que el Señor hace a través de su Palabra a los creyentes, es que hagamos el bien en general, aunque mayormente a los de la familia de la fe.

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. (Gálatas, 6:10)

Recomienda también, La Palabra de Dios, que tengamos muy en cuenta, las necesidades de nuestra familia, y en particular las de nuestra propia casa.

Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. (1ª Timoteo, 5:8)

Entendiendo, al darnos cuenta de ello, que tenemos una serie de responsabilidades “domesticas” que no podemos aludir, sino todo lo contrario, al recordárnoslo La Palabra de Dios.

Y esto es así, debido a que a menudo, y tal vez, sin ser muy conscientes de ello, dedicamos todo o gran parte de nuestro tiempo, nuestros medios o nuestros conocimientos, al servicio “de los demás” dejando por sentado o creyendo, que “los nuestros” no tienen ningún tipo de necesidad.

Por lo tanto, vamos a considerar las siguientes cuestiones:

Sabemos que cada persona, (hombre o mujer) a lo largo de su vida, pasa por diversas etapas, llegando generalmente una vez pasada la adolescencia, en plena juventud o iniciando la madurez, a culminar en uno de los roles más importantes que existen: El formar una familia. (Génesis, 2:24)

Familia que se forma, (como todos sabemos) al contraer matrimonio un hombre y una mujer.

El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová. (Proverbios, 18:22)

Y es aquí cuando verdaderamente comienza para los varones un reto. Reto que todo compromiso conlleva, en este caso, el compromiso matrimonial, al tener que comenzar a proveer para los suyos; por el momento para su flamante esposa.

Provisión para la esposa que no debe basarse solamente aunque es muy importante, en lo material. Ella necesita como mujer, sentirse amada, valorada, respetada y útil.  (Efesios, 5:25, 28-29)  (Colosenses, 3:19)

De ahí la necesidad de tener sabiduría, para poder llegar a alcanzar los objetivos que toda esposa anhela y espera recibir de su esposo. Objetivos a conseguir que son necesarios, para el papel de sacerdotes del hogar, que todo esposo creyente, comienza a desarrollar. (1ª Pedro, 3:7)

Cargo, (el de sacerdotes) que el Señor ha puesto sobre los varones, (sin menosprecio de la esposa) al tener que proveer también lo espiritual para los de su casa, como pueden ser esposa e hijos. (Efesios, 5:22-23)

Hijos, que al tiempo, y con toda probabilidad llegarán, y llenarán el hogar de alegría y satisfacción, teniendo que asumir otro desafío, el de ser padre, condición que obliga a aportar un poco mas para las necesidades materiales, emocionales y espirituales de nuestros hijos; teniendo que ser para ellos, ejemplo de amor y respeto a la Palabra de Dios, de integridad y conducta responsable, asumiendo además el rol de maestros, tal como lo indica la misma Palabra. (Deut. 11:18-19)  (Prov. 4:1 y 29:17)  (Efesios, 6:4)

La esposa, al igual que el varón, también es responsable de proveer para los suyos; porque ella fue creada para que fuese su ayuda idónea y no su contrincante. Debido a que su marido al igual que ella, también tiene necesidad de sentirse amado, respetado y valorado, además de útil, aunque no lo demuestre o lo demuestre de distinta manera a la de ella. (1ª Pedro, 3:1)

La mujer, es la pieza clave para convertir cualquier lugar, por humilde que este sea, en un hogar, donde el amor, el temor de Dios y el respeto hacia su esposo, se reflejen en la salud, buena crianza y educación de los hijos, preparándolos, como madre, para que el día de mañana, formen a su vez hogares iguales en el que se criaron y crecieron.  (Prov. 12:4, 14:1 y 31:10)  (Col. 3:18) 

Así que no se trata de que sea o el varón o la mujer, el que tenga que proveer para los de su casa, sino que ambos deben ser responsables por igual, debido a que al contraer matrimonio, dejaron de ser dos, para llegar a ser uno, con idénticos intereses y con la misma meta. (1ª Cort. 11:11)

Meta que debe llevar a lograr a través de una conducta amorosa, temerosa de Dios y responsable, el dar a conocer de manera convincente y real, lo que puede llegar a conseguir el Señor, con todos aquellos que están dispuestos a hacer su voluntad, proveyendo en primer lugar, para los de su casa.

Porque, está escrito:

En la casa del justo hay provisión.  (Proverbios, 5:8)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

3 comentarios sobre “Proveyendo para los de casa.

  1. Gran mensaje Antonio, es cierto que muchas veces observamos más las necesidades del desconocido y no nos percatamos que tienes a tu lado a un hermano en Cristo que necesita apoyo, compañía o simplemente una palabra de ánimo…

    Por cierto: Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?

    un abrazo,

  2. Muy buen artículo, sobre todo para que aprendamos las prioridades, como cristianos y como iglesia.

    Que el Señor os bendiga mucho, aunque ya lo hace. Un abrazo.

    MANUEL.

  3. MUY BUENOS LOS MENSAJES, QUE DIOS TOQUE A CADA PERSONA QUE LEA Y QUE LOS LLENE CON SU BENDICION, PARA QUE LA FAMILIA SIGA UNIDA EN CRISTO, QUE ES EL QUE NOS FORTALECE.

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