Ver para Creer.

 

 

….. A otros salvó y a si mismo no puede salvarse, el Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos……  (Marcos, 15:31-32)

Con toda seguridad, cada uno de nosotros, nos hemos encontrado en alguna ocasión con alguien que al compartir con ellos nuestras creencias, nos han contestado con esta rotunda afirmación: “solo creo en lo que veo”.

La gente quiere pruebas, quiere evidencias de “casi todo” para poder creer lo que se le cuenta. Sobre todo si es sobre nuestro Señor Jesucristo y su evangelio; ya que generalmente, no suelen cuestionarse, (nunca se cuestionan) nada de lo que ven, leen u oyen en cualquiera de los medios de comunicación a su alcance .

Tampoco se cuestionan, (o muy poco) los libros que leen, a pesar de que algunos de ellos, ya sean ficción o disparate, lo dan por documentado y convincente, simplemente porque al final del relato, figura una lista donde el autor indica los lugares o documentos en los que se ha basado para escribirlo, avalando la credibilidad del libro en cuestión; lista que nadie se molesta en comprobar, dándola además como buena. ¡Qué sorpresa se iban a llevar si se dignaran a comprobarla! (Prov. 14:15)

Aunque en honor a la verdad ni todos lo autores actúan de la misma manera, ni todos lo libros son iguales.

En relación a lo apuntado mas arriba, años atrás tuve la siguiente experiencia: Una señora, al que llamaremos Margarita, me dio a leer un libro en la que se probaba que Jesucristo era un extraterrestre, y era así porque el autor (es muy conocido en España) se había documentado y apoyado en la Biblia, donde citaba unos versos del profeta Ezequiel.

Margarita, nunca había leído la Biblia, y no tenía ni idea quien era Ezequiel, pero creía a pié juntillas lo que se decía en el libro respecto a Jesucristo.

Cuando al día siguiente le llevé una Biblia para que comprobara por ella misma que a pesar de que Ezequiel figuraba en la Biblia, los versos mencionados por el autor del libro en cuestión no existían, se quedó asombrada.

Lo que le pasó a la señora Margarita, le suele pasar a mucha mas gente; creen sin ver, todo lo que pueda desacreditar al Señor Jesucristo.

Pero para depositar su confianza en Él, antes tienen que ver para creer.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.  (Juan, 4:48)

La verdad es que solo se cuestiona todo lo relacionado con el Señor y su doctrina.  (Lucas, 7: 31-35)

A lo largo de nuestra vida hemos ido aprendiendo diversa materias y disciplinas, y probablemente, en muy pocas ocasiones nos hemos detenido a comprobar, la veracidad de lo que nos mostraron o enseñaron. Sin ningún tipo de duda, asumimos lo que se nos enseñó, y creímos sin ver.

¡Cuantas cosas se creen sin verlas! Sin embargo en Dios no se puede creer, si antes, no nos demuestra que Él, es Dios, (Deut. 1:31-33) y además lo tiene que demostrar de una manera convincente para que podamos creerle. (Éxodo, 14:31; Números, 14:11) 

Como también solía ocurrirle a nuestro Señor Jesucristo: Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?  (Juan, 6:30)

Los evangelios relatan que a Jesús, en muchas y distintas ocasiones, se le pidió que demostrara si era él, el esperado Mesías o el hijo de Dios; comenzando desde el mismo Satanás, pasando por Herodes, Pilatos, fariseos y sumos sacerdotes, terminando por la gente del pueblo. Peticiones a las que nunca atendió. (Lucas, 11:16, 29)

Personalmente, pienso que toda persona para poder ver, (algo de Dios) debe antes creer en Él,  (Mateo, 15:21-28.  Marcos, 9:14-27)  salvo en honrosas ocasiones y para la mayor gloria de Dios. (Juan, 11:38-45)

Que el Todopoderoso nos ayude a creer sin ver. (Juan, 20:29)

…….. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tiene; óiganlos.
El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos.
(Lucas, 16:29-31)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

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