Con Temor y temblor

 

                   

Una vez que David consolidó su trono, parece ser que se olvidó de su humana debilidad. Condición que no se pierde aunque se sea rey  y aguerrido general como él lo era.  Olvidando también de donde había salido hasta llegar al lugar  donde ahora se encontraba y quien lo había aupado a ese lugar.

Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; 
y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
(2 Samuel, 7:8-9)

David,  en tiempo de guerra delegó en sus hombres el trabajo que a él como rey y generalísimo  de los ejércitos de Israel le correspondía hacer. Así que  ocioso y relajado  “sesteaba” cada tarde; ociosidad que le llevó seguro de sí mismo al bajar  la guardia espiritual  a fijar sus ojos en algo que no debía. (Marcos, 9:47)   Y como la ociosidad de la que disfrutaba David, a la que podríamos definir como “tiempo muerto e improductivo”   a menudo conduce a transitar por caminos equivocados, llevó a David a una vía de dolor y sufrimiento, como nunca pudo imaginar. Salpicando incluso a su descendencia.*

Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.  Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. (2 Samuel, 11:1-4)

Y como la Biblia, sobre todo el Antiguo Testamento, que no sólo trata  de la historia de Israel y del trato de Dios con el pueblo escogido,  al ser toda ella   inspirada y no ocultar los errores y fallos de los hombres y mujeres  en ella mencionados, nos puede ayudar, al meditar en ella, a no caer en los pecados que dichos personajes cayeron, fallándole al Dios que decían servir.

Así que veamos: David al haber llegado a ser un guerrero prácticamente invencible y rey de Israel, y  al no haber nadie por encima de él salvo Dios,  alcanzó tal nivel de seguridad en sí mismo, que olvidó una máxima bíblica: El que piensa estar firme, mire que no caiga. Moraleja esta que al tiempo reconoció David. Asegurando además, el mismo rey David que  la obediencia es  lo que  hace estar firmes en  “las alturas” a las que  el Señor lleva a los que son suyos. (2 Sam. 22:34 y Salmos, 18:33) Porque es Él y sólo Él el que  puede llevar a alturas inimaginables  y no sólo espirituales.  (Zacarías, 4:6)

No se ocupó David de su salvación con temor y temblor como recomendó  san Pablo muchos años después, y que tal vez lo hiciera  por el conocimiento que tenía el apóstol de los gentiles de Las  Escrituras Sagradas, como buen israelita que era. (Hechos, 22:3)

Porque el ocuparse de la salvación, no solo  implica una vida de oración, sino atender a toda la labor que el Señor a los que son suyos da:

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;  o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.  El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.  (Rom. 12:6-9)

De ahí (tal vez) la recomendación de ocuparse de la propia salvación que hiciera el apóstol Pablo y no solo a los creyentes de la ciudad griega de Filipos, si no a  todos los seguidores de Jesucristo que se añadirían a la Iglesia  por la predicación del Evangelio  a lo largo y ancho de nuestra sufrida Tierra. Porque a pesar de haber cambiado tanto  el entorno  como  la forma de vida de los hombres a lo largo de los siglos,  su corazón no ha cambiado.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. (Filipenses, 2:12)

Tarea esta, que de llevarla a cabo se evitarían  muchos quebraderos de cabeza y seríamos de gran ayuda para la extensión del Reino,  porque al estar “ocupados con nuestra propia salvación”  no tendríamos tiempo para ocuparnos de las cosas de los demás. Evitando así juicios prematuros y habladurías innecesarias,  que más bien dañan al “desocupado” que los hace, que a los que van dirigidos; porque la Palabra deja muy claro que se recoge lo que se siembra. (Gálatas, 6:7)

Porque una de las cosas que más deseaba san Pablo era que todas las personas que habían oído de su boca el evangelio de Jesucristo, llevaran una vida acorde a lo que decían creer, y para ello debían fijar sus ojos en Jesús y no en “los terrados” que podían haber a su alrededor.  Terrados como los que  se fijó el rey David y le pasó, lo que le pasó.

Así que,  al igual que  san Pablo, todos  los que el Señor  ha llamado para edificación de los santos,  esperan que los que estén siendo instruidos por ellos, lleguen a tener en cuenta la importancia de estar siempre ocupados en su propia salvación con el cuidado que ello conlleva, porque el que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Así de simple. (Santiago, 4:17)

*Lectura:  2 Samuel, capítulos: 11 al 13.

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

Un comentario sobre “Con Temor y temblor

  1. Gracias pastor, es Palabra medicina para no contristar al Espíritu y cada día reconocernos pecadores, arrepentirnos a fin de ser fiel al Dios que nos levantó, en obediencia dar a Él la gloria y pedir lo que nos falta sin dudas sabiduría. Dios les bendiga a usted y familia, así también le siga inspirando para estos artículos.

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