El valor de la amistad.

 

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (Juan, 15:13)

Como de amigos y amistad vamos a tratar, sería conveniente definir ambos conceptos; así que veamos:

El término amigo se utiliza para nombrar a una persona hacia la que se siente afecto o aprecio y se considera confiable e incluso confidente. Es la persona con la que se mantiene una relación de amistad, la cual implica ciertos valores como el respeto, la sinceridad y el apoyo mutuo. El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre. (Prov. 27:9)  

Y la amistad es el vínculo o relación afectiva entre dos o más personas, que se rige por valores imprescindibles tales como: la confianza, la lealtad, el amor, la generosidad, la sinceridad y el compromiso. El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. (Prov. 18:24)

La amistad (verdadera) se funda sobre un sentimiento desinteresado, apareciendo espontáneamente, porque las amistades se escogen. El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo. (Prov. 17:9).

Y en cuanto al valor de la amistad, en el evangelio de Marcos, (también en el de Lucas) se relata lo acontecido a un paralítico que al no poder valerse por sí mismo, unos hombres le llevaron ante el Señor Jesús; al que, perdonándole sus pecados, sanó de su parálisis:

Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.  E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.  Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.  Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados…. (Marcos, 2:1-5)

No se menciona que relación unía al paralítico con los que portaban la camilla donde este yacía, ni de donde venían, solo que eran cuatro los que cargaban con ella. Podían ser tanto parientes como amigos, o ambas cosas a la vez. Porque: En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. (Prov. 17:17)

Lo que, si está claro, es que, los que llevaron al paralitico ante Jesús, haciendo lo imposible para ello, tenían tal fe en el Maestro de Galilea, que no les importó destrozar parte del techo de la casa donde estaba el Señor, para que este se fijara en “su amigo” paralítico y fuera sanado.  Y al ver el Señor Jesús la fe de ellos, fue sanado; la fe de los que cargaron con el paralitico:

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: ¿Levántate, toma tu lecho y anda?  Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):  A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. (Marcos, 12:9-12)

Y como creo que no hace falta añadir nada más, sobre el valor de la amistad, quiero terminar con una frase, que, sin conocer a su autor, resume y sintetiza lo aquí expuesto:

Un amigo verdadero, (el que lee entienda) es aquel que te empuja a estar más cerca de Dios.

Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.  (Juan, 15:15) 

Que la Gloria sea siempre para  nuestro Dios.

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