El altar sobre su base.

Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.

Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.

Y colocaron el altar sobre su base*, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. (Esdras, 3:1-3)

El Templo no existía, pero los que regresaron de la cautividad en Babilonia, sabían de la importancia del altar de Dios, así que sabiamente comenzaron por levantar el altar. La reconstrucción del Templo quedó para más adelante “porque puede haber un altar sin un templo”.

Pero no solo eso, sino que debían asentarlo sobre su base. Es decir, en el mismo lugar donde, escogido por el Señor, estuvo  (levantado por  David)  el primer altar. (2 Samuel, 24: 18-25)

Y así lo hicieron. Levantaron el altar sobre la base original, con la intención de ofrecerle a Dios, sacrificios mañana y tarde para que les fuera propicio en todo, e intentar reiniciar la relación perdida por el pecado de la Nación.

Al reflexionar sobre los versículos citados del libro de Esdras, consideré que tal vez no se están haciendo las cosas tan bien como pretendemos, al estar permanente intentando “plantar iglesias” o templos; dejando el altar para más adelante. Todo lo contrario de lo que hicieron Esdras y los demás.

Cuando un templo (iglesia o capilla) sin un altar, por muy hermoso y lujoso que sea, no deja de ser un edificio más.

Y no es que no se deba plantar iglesias, sino todo lo contrario, pero deberíamos tener en cuenta que, “no puede haber un templo sin un altar” porque de él está escrito, que: Cualquier cosa que tocare el altar, será santificada. (Éxodo, 29:37)

Por lo que, siguiendo los pasos de tantos hombres de Dios, ya que el altar tiene que ver con nuestra relación con el Señor para que esta se mantenga y nos santifique, y no solo a nosotros, sino también a “nuestra iglesia” deberíamos levantar en primer lugar, un altar de alabanza y adoración, sobre quien es “la única base y fundamento” Jesucristo el Señor, después, lo que proceda.

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. (1 Cort. 3:11)

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

* Base: Fundamento o apoyo principal de algo.

 

 

 

 

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