El amor como estrategia.

 

Una vez resucitado el Señor Jesús, pidió a los discípulos que durante más de tres años le habían acompañado, dieran a conocer a las gentes, todo lo que durante ese tiempo habían visto y oído de Él. Que como enviados (apóstoles) suyos, proclamaran con autoridad el Evangelio de Salvación e hicieran nuevos discípulos.

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo, 28:18-19)

Recomendó el Señor Jesucristo a sus discípulos que, para asegurar la expansión del reino, tenían que hacer nuevos discípulos, bautizarlos y enseñarles a obedecer sus mandatos y que, si así lo hacían, Él estaría con ellos, apoyándolos hasta el final.

Y desde entonces, debido las instrucciones que el Señor Jesucristo dio a sus primeros discípulos, muchos creyentes se lanzaron a llevar el evangelio a lo largo y ancho de la Tierra, utilizando distintas estrategias para lograr alcanzar al mayor número de personas. 

De tal manera, que, en la actualidad, se dan cursos, talleres y charlas sobre distintas estrategias para ganar almas, porque la estrategia en sí, es el sistema que lleva a acciones muy meditadas, encaminadas hacia un determinado fin; y en este caso, para hacer discípulos.

Y aunque a menudo, al no recurrir a la Palabra de Dios, ya que ello implica dedicar tiempo para su estudio y meditación, se recurre porque es más cómodo, a un “coach” para que nos enseñe el arte de ganar almas, cuando en la Palabra (Hebreos, 4:12-13) que está viva y es eficaz, se encuentra la mejor estrategia a seguir. Como, por ejemplo, en el buen hacer de uno de los mejores estrategas de los que, según las Escrituras, lleno del Espíritu Santo, sirvió al Señor Jesucristo: el apóstol Pablo.  (Hechos, 9:15-17)

Así que veamos:  

Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.  Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.  Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.  (1 Cort. 9:19-23)

Leyendo entre líneas, la conclusión que se puede sacar de la porción de la Palabra que transcribimos, es que, al no buscar lo suyo, ni hacer nada indebido, sino todo lo contrario, la estrategia o el sistema utilizado por Pablo para ganar almas y hacer discípulos, fue el amor. Camino que indicó anduvieran los nuevos discípulosY andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios, 5:2) Porque el amor, puede cubrir, y de hecho cubre, multitud de pecados.

Además, esa es la estrategia (como todos sabemos) que utilizó el Padre Eterno, para ganar al mundo:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan, 3:16)

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1 Juan, 4:10)

El mismo Señor Jesús, enseñó a todos los que querían aprender de Él, es decir, a los que querían ser discípulos suyos, que debían amar a los enemigos y hacer bien a los que les aborrecían; bendecir a los que les maldecían y a orar por los que les calumniaran; que no juzgaran, que perdonaran, que fueran misericordiosos y desprendidos, y nada egoístas; y que trataran a los demás como querían ser tratados. (Lucas, 6:27-37)

Por lo tanto, ¿No es quizá el amor, la mejor estrategia a aplicar para ganar almas, y hacer discípulos?

Ya que:  el que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. (1 Juan, 4:8) 

Además: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago, 1:5) Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.  (Prov. 2:6)

Así que, de nosotros depende. 

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios. 

 

2 comentarios sobre “El amor como estrategia.

  1. Válido, es verdad q se promueven disímiles estrategias para evangelizar cdo, a ciencia cierta solo el amor es efectivo. Gracias por compartirlo. Bendiciones.

  2. Bendiciones Pastor, excelente artículo. Enhorabuena, justo en tiempos en el que el amor ha sido reemplazado por estrategias para alcanzar «objetivos» las cuales no digo q no sean útiles, pero conviene q vaya de la mano con el vínculo perfecto, de lo contrario será metal q resuena o símbalo que retiñe. Un abrazo

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