Espíritu de Gracia y Oración

Tal y cómo solemos hacer habitualmente y mencionado en anteriores artículos, cada tarde de sábado nos reunimos para el estudio de La Palabra. Este último sábado después de varias semanas de encuentros y desencuentros, terminamos el libro del profeta Zacarías, quedando muy impresionados por los sucesos que en él se relatan; aconteciendo unos (es lo que se cree) en tiempo del profeta, otros posteriores y otros acontecerán en los últimos tiempos.

Pero lo que más nos impactó fue la infinita misericordia de Dios, al derramar (verter) sobre su pueblo en un futuro, espíritu de gracia y oración, a pesar de haberle dado la espalda al Señor, en innumerables ocasiones.

Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.   (Zacarías, 12:10)

Llamándonos poderosamente la atención, el quebrantamiento que puede producir la mano de Dios en el ser humano cuando esta baja a la tierra. Porque según he leído en algún lugar, gracia es el Señor extendiendo su mano para salvarnos.

Y que al agarrarnos firmemente a ella, comienza a fluir la necesidad de mantener una estable y correcta relación con nuestro Salvador, a través de la oración.

Manifestando con la ayuda del Espíritu Santo, el deseo de rendir nuestra vida y voluntad al Señor que nos rescató.

Motivándonos para ello la visión del Crucificado, que voluntariamente, no sólo cargó con nuestras deudas (pecados) sino que también pagó por ellas.

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos, 12:1-2) 

Porque si la gracia (como he leído) es la mano de Dios que baja a la tierra, la fe, es la mano del hombre que se alza para asirse a la del Señor. (Hebreos, 11:6)

Lo curioso es que, la salvación por gracia, que afirma el profeta Zacarías, alcanzará colectivamente en un futuro a Israel, y que lo afirman por igual, profetas como: (Isaías, 45:17) (Jeremías, 3:6:  33:16)  Joel, 2:32)  y otros tantos, y que finalmente lo corrobora el apóstol Pablo en su carta a los romanos:

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados. (Rom. 11:25-27)

Salvación que a todas luces, es (parece ser) la misma, que gentiles y no gentiles, ya han alcanzado y disfrutan.   (Hechos, 11: 12-18)

Porque el Señor, al ser siempre quien da el primer paso, ofrece en la actualidad, la misma salvación que ofrecerá en un futuro a Israel. Salvación que han alcanzado gentes de diferentes pueblos y naciones, a los cuales el Señor extendió con amor, sus laceradas manos:

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1ª Juan, 4:9-10)

Porque no hay diferencia alguna en cuanto la salvación, ya sea esta individual o colectiva. Los principios son los mismos. Gracia de parte de Dios y fe de parte de los hombres.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. (Rom. 3:21-26)

Así que, a tenor de lo expuesto, sería apropiado afirmar (así lo entiendo) que el mismo espíritu de gracia y oración que el Eterno derramará en los últimos tiempos sobre Israel, para que este sea salvo, es el que ya ha sido derramado sobre nosotros (individualmente) para salvación a través de su Hijo Jesucristo.

Por lo tanto, todos aquellos que hemos sido alcanzados por la gracia de Dios, debemos, sin dejar de mirar a Jesucristo, no descuidar la oración, manteniendo a través de ella y con la ayuda del Espíritu Santo, la santidad. Porque sin santidad, (como todos sabemos) difícilmente podremos ver al Señor. (Hebreos, 12:14)

Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. (Hebreos, 2:1-4)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

5 comentarios sobre “Espíritu de Gracia y Oración

  1. Últimamente estoy leyendo porciones muy fuertes sobre el futuro y la venida de nuestro Señor, y realmente estoy preocupada por los míos y los que no están en orden con el Señor, Tengo temor por mí misma de aflojarme o hacerme débil Sé que mi esperanza, confianza y fe sólo la puedo y debo poner en Él, así que observo muy mucho cómo ando precisamente por estas escrituras, a las que atiendo con cuidado para no caer! y si caigo menos mal que le tengo Él para arrepentirme y volverme pronto.
    Y también sé que ser hija y tener su Gracia es lo que me va salvando continuamente cuándo me acerco de esta manera a Él. Doy gracias a Dios por su Palabra y por los inamovibles que me rodean para darme estabilidad y fortaleza. y tú eres uno de ellos que me ayudan a asegurarme en lo correcto. Sois un referente para mí aunque estemos lejos! Que Dios te bendiga a ti y a toda tu casa siempre! Un saludo para tu familia también.

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